- La Comisión de Energía aprueba el relevo para cubrir la vacante dejada por Cristina Narbona.
- La radiografía de esa comisión deja clara otra radiografía: una mayoría parlamentaria contraria a la energía nuclear.
- Fabra Utray defiende que la seguridad nuclear está por encima de cualquier otra consideración (política o económica).
- Dice que el parque nuclear ha envejecido y sostiene, sobre el sector eléctrico, que "está des-regulado, no regularizado".
- En plata: que es posible cerrarlo.
La
comisión de Energía del Congreso ha aprobado, este miércoles, la incorporación de
Jorge Fabra Utray en
Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) para cubrir la vacante dejada, hace cinco meses, por
Cristina Narbona. Ha pasado los trámites, como quien dice -sólo Ciudadanos se opone a su candidatura, que deberá aprobar la Cámara-, pero el economista ha aprovechado su comparecencia para dejar claro que es antinuclear, a pesar de haber sido pro-nuclear en tiempos, antes del accidente de
Chernobyl. El
golpe de gracia "fue el desastre de
Fukushima", ha reconocido.
Eso, es de suponer, ha dejado tranquilos a la mayoría de los partidos presentes en la comisión, también antinucleares, con excepciones como el PP. Ese es el panorama, en fin, en el que lidia el ministro de Energía,
Álvaro Nadal, para la planificación de la política energética, un encaje difícil por falta de consenso, en el Congreso, y los
rebotes de las eléctricas por los cierres de las centrales, fuera del Congreso.
Narbona dejó el CSN, tras aceptar la Presidencia del
PSOE, y Fabra -propuesto por el Gobierno a instancia de los socialistas- se incorporará al cargo con retraso, ha admitido, por los desafíos propios de "un año intenso" para el sector eléctrico, como el desmantelamiento de
Garoña por
Enresa o las dudas sobre el almacén de residuos (ATC) en Villar de Cañas -polémico, pero necesario-, y los expedientes pendientes de analizar. Ha insistido, no obstante, que no llega al regulador de seguridad nuclear con "posiciones previas" aunque hay muchas presiones por los muchos intereses en juego. El papel del CSN, sin embargo, debe quedar al margen, ha enfatizado.
Eso sí, ha dejado claro también que en la energía nuclear "
la seguridad" está por encima de cualquier otra consideración (económica o política), aunque el CSN, naturalmente, no tiene ninguna competencia en política energética. Ha añadido que "el parque nuclear español está envejecido". En esa línea, el primer
test será la central de Almaraz, cuya continuidad (vida útil) se verá en 2021.
Fabra Utray conoce bien el sector regulado por su experiencia en la Administración. Fue consejero de la
Comisión Nacional de la Energía, por ejemplo, donde comprobó que "un estornudo o un guiño movía 100 millones de un sitio a otro", ha bromeado. También conoce la actividad empresarial: fue presidente de
Red Eléctrica. Y es reconocido, también, por sus posturas críticas con la regulación energética. "Está desregulado, no regularizado", ha dicho ante los diputados. Es la misma posición que ha sostenido desde el colectivo
Economistas Frente a la Crisis, que fundó. No se puede confundir, como ha hecho el Estado -cree-, la liberalización con la desregulación.
Es más, Fabra ha señalado a Hispanidad, al margen de ese foro, que sigue siendo
crítico con la regulación eléctrica porque las reformas parecen remiendos. No han tenido en cuenta, por ejemplo, el papel decisivo de las
energías renovables. Eso no quita que esté de acuerdo con el ministro Nadal en la postura que mantiene frente a las empresas por el cierre de las plantas de generación. La política energética la hace el Gobierno, no las empresas, sostiene.
Sobre el futuro de la energía nuclear tiene claro que es "viable" cerrarla, aunque el parque nuclear español ha demostrado su eficiencia. Claro, otra cosa es su futuro, muy negro, a pesar de ser una energía limpia.
Rafael Esparza