- La filial del grupo francés sufre como nadie la fuerte competencia del sector.
- Paillassot critica los elevados precios del fútbol pero está dispuesto a pagar si otro operador se hace con los derechos.
- Ahora sí, el Ceo de Orange España quiere que la inversión en 5G sea conjunta con las demás telecos.
Los datos que publica periódicamente la CNMC nos estaban avisando:
Orange España ya no es lo que era. Aunque la filial en nuestro país sigue siendo muy importante para el grupo francés, otras franquicias como Egipto o Marruecos han irrumpido con fuerza y han cerrado 2017 aportando mayor rentabilidad.
Aún así, "España mantiene su impresionante crecimiento", ha asegurado el presidente del grupo,
Stephen Richard.
Efectivamente, las
cifras anuales publicadas este miércoles indican un aumento de la facturación del 7,1%, hasta los 5.371 millones de euros y un crecimiento del Ebitda del 17%, hasta alcanzar los 1.582 millones.
Eso está bien. El problema es la evolución.
Orange España comenzó 2017 con mucha fuerza y mucho empuje comercial, pero se ha ido desinflando trimestre a trimestre, de tal manera que en la última parte del ejercicio,
cuando la competencia en el sector se ha recrudecido, ha perdido clientes y el margen ha disminuido.
Lo mismo ha sucedido con la facturación, que ha pasado de aumentar un 8,8% en el segundo trimestre a hacerlo sólo un 6,4% y
un 5% en el tercer y cuarto trimestre respectivamente. Si tuviéramos que buscar un culpable lo encontraríamos en el negocio fijo, donde la ralentización ha sido especialmente significativa: ha pasado de crecer un 9,5% en junio, a cerrar el año con un aumento del 3,1%.
Pero lo más preocupante es la evolución del número de clientes, especialmente en
banda ancha, donde ha perdido 27.000 clientes desde el verano. En otras palabras,
las nuevas contrataciones de fibra óptica no han compensado las bajas producidas en ADSL.
En el negocio móvil ocurre otro tanto: durante el cuatro trimestre, la operadora perdió 20.000 clientes. Sin embargo, lo que más ha llamado la atención es la caída del arpu (ingresos medios por cliente), que ha pasado del 15,1% registrado en septiembre al 14,2% en diciembre, el mismo nivel alcanzado en junio.
En definitiva, la compañía que dirige
Laurent Paillassot (
en la imagen) ha finalizado el año con una tendencia peligrosa: menos clientes y menos rentabilidad.
Al consejero delegado le preocupa, además, el precio que las operadoras han pagado por los derechos del fútbol. El sector es unánime: no se pueden repetir los mismos precios que la última vez. En este sentido, Paillassot es relativamente optimista y se fija en lo que ha ocurrido en el
Reino Unido: en la subasta de hace una semana el previo fue un 15% inferior al de la puja anterior. Sea como fuere, el Ceo tiene claro que el deporte rey es fundamental: "Si otra teleco ofrece fútbol,
Orange tendrá fútbol".
Y para terminar, Paillassot ha hecho un llamamiento a las demás operadoras para invertir conjuntamente en 5G. "Vamos a necesitar un modelo de mayor colaboración entre operadores para que la infraestructura sea más potente en España", ha señalado.
Esto contrasta con la actitud mostrada por la teleco cuando Telefónica y Vodafone llegaron a un acuerdo comercial para el acceso de la segunda a la red de fibra de la primera. ¿Recuerdan? Era el mes de marzo y
Orange no quiso secundar el acuerdo y prefirió seguir desplegando su propia fibra.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com