Pablo Casado no derogará la eutanasia. ¿Y luego se extraña de que mucha gente vote a Vox?
Lean el mensaje que ha enviado, en la madrugada de hoy viernes, la Secretaría de Estado de Comunicación, o sea, Moncloa, a los medios informativos, que no tiene desperdicio: “El Gobierno y el Partido Popular han mantenido contactos telefónicos y reuniones durante el día de hoy para intentar alcanzar un acuerdo para la renovación del CGPJ, el Tribunal Constitucional, el Defensor del Pueblo, el Tribunal de Cuentas y la Agencia Española de Protección de Datos.
Ambas partes constatan que existen escollos que han impedido alcanzar un pacto.
Un saludo.
Secretaría de Estado de Comunicación, [26 de feb de 2021 a las 00:21]
Buenas noches”.
Es decir, que pactarán algo más este mismo viernes 26 que ahora comienza. Y Pablo Casado acabará por pactar todo, no lo duden: Tribunal Constitucional, Defensor del Pueblo, CGOJ, etc, etc, etc.
El drama del presidente del PP: cuando no eres hombre de principios acabas por ser hombre de finales: estás acabado
Lo más grave, pactará nombres, que no principios. Por ejemplo, Casado no aprovechará la renovación del Consejo General del Poder Judicial –donde su apoyo resulta indispensable- para ‘independizar la justicia’, por ejemplo para caminar hacia un poder judicial (que no una justicia) elegido democráticamente por el pueblo, al igual que los otros poderes del Estado.
No, Casado sólo aboga por recuperar la “moderación” (alejémonos de Vox, por favor), la misma moderación que le ha llevado al desastre en las elecciones catalanas. Cuando no eres hombre de principios acabas por ser hombre de finales: estás acabado.
Más ejemplos, como decíamos ayer el pacto para renovar el Consejo de RTVE ha terminado por introducir a un profesor progresista y partidario del ‘pluralismo interno’ -o sea, la esquizofrenia progre- en RTVE, como sustituto de ‘Roja’ María Mateo. Que tan sólo era eso: roja. Lo de progre es muchísimo peor.
Como tantos otros peperos, Casado ha confundido moderación con mediocridad. Las dos empiezan por “m” pero no son lo mismo
Estamos ante un Casado que ha confundido, como tantos otros peperos, moderación con mediocridad.
En el entretanto, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, avanza hacia un liderazgo natural, no buscado, de la derecha española. Tras el SMI sin IRPF y sin cuotas, la presidenta madrileña habló el jueves del 8-M. Y fue directamente contra el feminismo, contra lo que no se atreve a ir Pablo Casado, y contra las majaderías del 8-M, “día internacional de la mujer contagiada” o de la conversión del 8-M, no en un día, sino en un año de tabarra feminista, con pretensiones absurdas y como monotema público.
Un montaje creado, como todo el feminismo actual, sobre un cúmulo de mentiras, la primera de las cuales es asegurar que la mujer está marginada. La mujer en el siglo XXI no sólo no está marginada sino hiperprotegida: quien está marginada es la madre. Pero recuerden que el feminismo sólo odia dos cosas: la virginidad y la maternidad.
Los gerifaltes del PP le tienen pánico a Díaz Ayuso porque saben que en Moncloa empiezan a tenerle miedo
Al final, Sánchez se ha llevado al huerto a Pablo Casado, que pacta cargos, no principios. El líder del PP ha quemado su última bala y entra ya, directamente, en tiempo de descuento para su sustitución.
En paralelo, el líder regional que más fiel le ha sido, Isabel Díaz Ayuso, sin pretenderlo -bastante tenía con que no le tomaran por idiota-, emerge como sustituto natural de Casado porque sencillamente habla de principios, de ideas, va al fondo de las cuestiones y no se queda en política de micrófono que resulta mucho más dañina que la antigua política de salón.
Ayuso no se queda en lo institucional, va a lo real. Tiene épica. Por eso, la popularidad de Casado decae y por eso el apoyo a Díaz Ayuso se dispara… mientras los moderados del PP, los retorciditos como virutas, los García Egea, Cuca Gamarra, Feijóo, Moreno, Mañueco, tratan de liquidar a Díaz Ayuso. Le tiene pánico porque saben que en Moncloa empiezan a tenerle miedo.