Desde Asia nos siguen llegando dramas deliciosos repletos de sensibilidad, como ocurre con Una pastelería en Tokyo. Sentaro dirige un modesto local donde vende dorayakis (un dulce relleno de una pasta de alubias). En el mismo, un día se presenta como ayudante una anciana llamada Tokue. Pronto, ésta se descubre como una extraordinaria repostera y el negocio prospera hasta que sucede un percance inesperado. Este relato, lleno de capas, que se anuncia como "nunca es tarde para cumplir un sueño", suscita, tras  su visión, muchas reflexiones puesto que aborda temas universales alrededor de la soledad, la amistad o  la importancia del trabajo bien hecho. Sin olvidar mostrar algo que se olvida, por obvio: la repercusión que tiene en la vida de los demás la presencia de seres bondadosos. Acostumbrados a contemplar películas donde se nos muestra el Japón más avanzado, asombra la dureza al describir este país como un lugar donde se perpetúan los prejuicios y donde es moneda de cambio la deshumanización. Se estrena en España tras obtener el premio a la mejor dirección en la Seminci de Valladolid. Para: Los que les gusten las películas con valores Juana Samanes