Nueva traslación cinematográfica bastante "occidentalizada" en su contenido de un referente de la animación japonesa, Ghost in the Shell (inspirada en  el  manga original del dibujante Masamune Shirow, del año 1989), que antes de esta versión cinematográfica estadounidense conoció dos largometrajes anime, dos series de televisión, novelas, vídeo juegos e, incluso, pasatiempos de teléfono móvil. Ambientada en un distópico futuro narra cómo los delincuentes más peligrosos son aquellos que pueden introducirse en la mente y controlar el comportamiento. Precisamente, para vigilar y detener a estos ciberterroristas, se gestó una elitista escuadra, denominada Sección 9, compuesta por personas con implantes tecnológicos de diferente calado y capitaneada por una Mayor valerosa e inteligente. Esas cualidades serán decisivas para que, cuando  se produce un violento ataque a uno de los ejecutivos de la Hanka Corporation (creadora de esos soldados), se asigne a la Mayor la misión de localizar y aplastar al pirata informático Kuze, a quien se considera responsable de esta acción. Paradójicamente ese atentado llevará a la jefa de ese grupo a plantearse muchas preguntas existenciales. Esta épica para adultos se enfrentó a un reto técnico bastante importante para los seguidores de la saga japonesa, relativo al traje termóptico de la protagonista, que permite que se vuelva invisible y que, tras meses de investigación en el  Taller WETA, se hizo de silicona. Pegado como una segunda piel al cuerpo de Scarlett Johansson (que da la impresión de que va desnuda) obligó a la actriz a prepararse concienzudamente para dar la talla físicamente y para resultar verosímil en las escenas de lucha y tiros. Un año dedicó a técnicas específicas de combate con expertos en artes marciales y lucha. Además, como es preceptivo en este tipo de producciones,  las escenas de acción y los  efectos especiales (responsabilidad del ganador de cinco  Oscar de la Academia Sir Richard Taylor) están muy trabajados visualmente pero ni de lejos son lo más destacado de este largometraje. O lo que es lo mismo, imitando claramente a ese gran clásico del cine que es Blade Runner, se ahonda en los dilemas morales a los que se enfrenta esa ciberpolicía que tiene cuerpo artificial pero mente humana lo que le lleva a buscar su identidad primigenia. Por ello, como ha afirmado su productor, Avi Arad, "es un relato aleccionador sobre los aspectos oscuros de la tecnología". A pesar de esos esfuerzos palpables la trama se hace algo larga para los no aficionados al manga, debido a las constantes peleas y el ambiente oscuro donde discurren la mayoría de las escenas. Para: Los que sean forofos de la historia gráfica de Shirow Juana Samanes