Con esta alocada comedia los Coen regresan al humor absurdo presente en cintas anteriores suyas  como O Brother! donde se mezcla  exageración y  originalidad, que se traduce en que gags disparatados se alternen con otros menos acertados. Porque la tónica de ¡Ave, César! es que nada es previsible. Comienzos de los años 50. Hollywood de los años dorados. Eddie Mannix (Josh Brolin) es el " fixer" de un gran estudio de Hollywood, es decir, el ejecutivo encargado de solucionar los continuos problemas que surgen en el día a día. Éstos son tantos, y tan variados, que su jornada laboral empieza al amanecer y, pocas veces, puede disfrutar de su familia. Cuando considera la oportunidad de cambiar de sector, y llevar una vida más tranquila, se produce una de las mayores crisis de su carrera: en pleno rodaje de un péplum, una superproducción titulada ¡Ave, César!, es secuestrado Baird Whitlock,  la estrella principal de la misma. Mannix deberá llevar a buen puerto este entuerto que, desgraciadamente, no es el único. Nada se escapa a la mirada cínica y desmitificadora de los Coen. Las estrellas de la época son retratadas como frívolas y vanidosas (es el caso del galán que encarna George Clooney) o algo simples (genial el actor de western interpretado por Alden Ehrenreich); los directores son marionetas de esos poderosos estudios; las columnistas cinematográficas son auténticas cotillas mal intencionadas (están inspiradas en Hedda Hopper y Louella Parsons) y sigan ustedes contando. Aunque la parte más políticamente incorrecta de esta alocada película es la crítica que realiza hacia los afiliados del Partido Comunista que trabajaban en Hollywood, la mayoría de ellos guionistas que fueron perseguidos en la denominada "Caza de brujas", que aquí los presentan como un grupo de intelectuales aburridos con ínfulas de salvar al  mundo. También hacen una pequeña broma, pero no llegan  a hacer sangre, sobre la conciencia escrupulosa de Mannix, que le lleva a visitar el confesionario un día sí y otro también. En esta narración imaginativa de "cine dentro del cine", al final el tema central, representado por Mannix, es el amor a este mundillo de locos que es el séptimo arte. Por cierto, este  personaje es una mezcla entre el auténtico Eddie Mannix y Howard Strickling, los famosos "fixers" de la Metro Goldwyn Mayer. Sin olvidar que esta cinta recuerda la histeria que había en EEUU, durante esa época, ante el "peligro rojo" y la Guerra Fría. Para: Seguidores de los singulares hermanos Coen Juana Samanes