En su infinita soberbia, el titular de Exteriores, José Borrell, vuelve a insistir en que Donald Trump está ejerciendo de ‘cowboy’ amenazante en Venezuela, meintras que España está por una solución “dialogada, pacífica y acordada”.

Pues no sé yo, señor Borrell, pero tal parece que al tiranuelo Nicolás Maduro le preocupa más el ‘cowboy’ gringo, que el dialogante gobierno hispano.

Ningún marine va a desembarcar en Venezuela, pero Washington arriesga, Madrid no

Don José, es muy sencillo: el gobierno norteamericano está luchando por tumbar una tiranía; el Gobierno español sólo está luchando por no mojarse. La actitud de Trump es valiente, la suya es pura cobardía.

Ningún marine va a desembarcar en Venezuela y Washington y Madrid buscan lo mismo: saben que no se puede tumbar al tirano si no es mediante un golpe de fuerza. La diferencia es que mientras Trump está dispuesto a apoyar ese golpe interno con toda la logística de la que es capaz, precisamente para evitar un derramamiento de sangre y una guerra civil (en tal caso, sólo entre militares), Sánchez no quiere mojarse, no vaya a fracasar y repercutir en su posición en Moncloa.

Y mientras, la gente continúa muriéndose de miseria en Venezuela

O sea, coraje frente a cobardía. Cobardía que resalta aún más cuando contemplamos como Nicolás Maduro y Diosdado Cabello se envalentonan y detienen a Edgar Zambrano, número dos de Juan Guaidó. Una provocación calculada, dado que EE.UU. y el fantasmagórico Grupo de Lima le habían puesto al régimen una línea roja: que ni se les ocurra detener a Guaidó. Y no lo han hecho, han detenido a su vicepresidente.