• Cuando existe un rescate de por medio todo es más fácil y llevadero.
  • Robar la intimidad es peor que robar dinero.
  • Entre otras cosas porque la intimidad no te la pueden devolver: ya es propiedad de otro.
  • Es lo mismo que ocurre con la corrupción: prefiero un partido corrupto pero que defienda la vida a la tiranía homicida del aborto. Por ejemplo.
  • Prefiero un delincuente que exige dinero por el rescate de un PC a quien trafica con tu intimidad… sin ánimo de lucro y sin que te enteres.
  • Y si es el Estado… muchísimo peor.
No lo tengo claro -si es que hay alguien que lo tenga claro- pero el ciberataque de días atrás tenía por móvil el dinero: o me pagas tantos euros o no te dejo utilizar todos los datos que tiene en tu ordenador. Cuando se pueda bloquear, no ya las claves de tu ordenador para acceder a la nube sino la nube en sí misma, a lo mejor exigen un rescate 100 veces mayor. Ahora bien, con la ciberdelincuencia ocurre lo mismo que con la corrupción política y los idearios de los partidos. Lo peor no es el secuestro de información para pedir un rescate, es decir, lo peor no es el ciberdelincuente que quiere forrarse. Lo peor es que te roben al intimidad. Es decir, lo peor es el Estado, o los jueces, o la policía, que te roba tu intimidad sin que te des cuenta. El método más habitual es el pinchazo telefónico. Me dirán que si un juez pincha un teléfono sus razones tendrá. Y yo les responderé dos cosas: que a lo mejor no las tiene (los jueces no son santos) y que, si esas conversaciones se filtran a terceros, entonces prefiero retirarles ese poder a los jueces sobre mi privacidad. Por tanto, el peor de los terrorismos informáticos consiste en que te roben la intimidad aunque sea sin ánimo lucro. En todo caso, nos creemos poderosos con la tecnología y lo que somos es cada día más vulnerables, ergo más débiles. Eulogio López eulogio@hispanidad.com