Decenas de grandes empresas se están sumando a un boicot de anuncios en redes sociales por considerar que no hacen lo suficiente por eliminar la desinformación y el discurso de odio en sus plataformas. Facebook, el gigante de las redes sociales, es el principal enemigo.

El llamamiento lo creó a mediados de mes la iniciativa Stop Hate for Profit -«Stop al odio a cambio de dinero»- que solicitaba a las empresas que «mostraran solidaridad con los profundos valores estadounidenses de libertad, igualdad y justicia» y que no pusieran anuncios en Facebook durante el mes de julio.

La red social fundada por Mark Zuckerberg vive, en gran medida, de los anuncios. El año pasado ingresó 70.000 millones de dólares por este concepto, y solo en el primer trimestre de este año ha conseguido 17.000 millones de dólares.

La semana pasada, Unilever, uno de los mayores anunciantes del mundo, iba más allá y comunicaba que dejaba de poner publicidad en Facebook, Instagram -propiedad de la red social de Zuckerberg- y Twitter hasta el final de este año. Coca-Cola, uno de los símbolos empresariales de EE.UU., se sumaba también el viernes. Como las piezas de un dominó, grandes compañías del país han anunciado su adhesión a la campaña. Starbucks, Diageo, Levi Strauss, Ben & Jerry, Lululemon, Mozilla, Hershey, Verizon y hasta más de un centenar de empresas forman parte de la lista.

Facebook trató de cortar la sangría a finales de la semana pasada con un anuncio de que revisaría su política sobre discurso de odio y desinformación, para algunos demasiado laxa. También aseguró que pondría etiquetas en mensajes de representantes políticos que fueran falsos o engañosos, como Twitter ha hecho ya con Trump, y que Facebook se había negado a seguir. Estos esfuerzos no han sido suficientes, y las compañías han seguido engordando la lista. Procter & Gamble, el mayor anunciante del mundo y competidor de Unilever, ha asegurado que se plantea unirse, al igual que General Motors. Los promotores del boicot han hecho un llamamiento a que la campaña sea global y que los grandes anunciantes europeos tomen las mismas medidas.

A los progres como Zuckerberg siempre les pasa lo mismo, no encuentran el límite y cuando algo es ilimitado deja de tener sentido. Hasta para Mark Zuckerberg y sus redes sociales.