Cinco años desde que unos fundamentalistas islámicos entraron en la redacción del diario satírico francés Charles Hebdo y comenzaron a disparar. Mataron a 12 personas.

Nunca me gustó Charlie Hebdo aunque -¿necesito recordarlo?-, no merecían la cruel muerte a mano de los islámicos. No me gustó porque su crítica al islam era tan frívola como innecesaria, mucho más frívola que la doctrina criticada. Naturalmente, no por ello -¿necesito recordarlo?- merecían ser asesinados de aquella forma tan cruel. Pero no por ello tenían razón.

Ahora bien, RTVE exhibe al abogado de la revista quien ahora cinco años después, extrae la siguiente conclusión: “¿Quién osa ahora criticar a la religión? Nadie”. Pues no, campeón, a la religión católica, a quien Charlie Hebdo ha mascarado una y otra vez, le critica todo el mundo, le apostrofa cualquier cobarde… los mismos que saben que al islam, que no es religión de amor, conviene no tocarle, por si las moscas.

¿Quién se atreve a arremeter contra la religión? Depende de contra qué religión, señor abogado.