Repsol avanza en su revolución tranquila, la cual se resume en no vender negocios estratégicos, aliarse con socios y caminar hacia la transición sin renunciar al petróleo y a la industria. Y es que sigue invirtiendo y comprando petróleo: ahora el 20% de ocho pozos en el Golfo de México a Shell, según informa El Economista.

Esta operación aún está pendiente de autorización del regulador y tampoco se conoce su importe, pero los analistas de Renta 4 han destacado que Repsol sigue potenciando el crecimiento de la división de upstream (exploración y producción) en EEUU, un país con una legislación favorable para el negocio. Una división que desde el pasado verano dirige Francisco Gea, quien asimismo es uno de los nueve miembros que componen el Comité ejecutivo de Repsol.

Hace unos días, la compañía multienergética liderada por Antonio Brufau y Josu Jon Imaz dio a conocer sus buenos resultados de 2022 y algunas perspectivas para 2023 ante los analistas. Imaz destacó que realizarán unas inversiones orgánicas históricas de unos 5.000 millones de euros este año, de los cuales el 47% se destinarán a upstream, el 23% al negocio Industrial y el 30% restante al Comercial y de Renovables. Por tanto, se invertirán unos 2.350 millones en upstream: cerca del 70% en proyectos con decisión final de inversión (FID, por sus siglas en inglés) ya tomada y más del 80% a proyectos de crecimiento de la producción.

Casi la mitad de las inversiones orgánicas irán al negocio de exploración y producción: cerca del 70% en proyectos con decisión final de inversión ya tomada y más del 80% a proyectos de crecimiento de la producción

Por zona geográfica, más del 60% de las inversiones se destinarán a Norteamérica. En especial, a la primera fase de Pikka, un ‘megayacimiento’ en Alaska (EEUU) en el que el pasado verano anunció que invertirá 2.555 millones de euros junto a la energética australiana Santos para su desarrollo y que supone el mayor descubrimiento de petróleo en dicho país de los últimos 30 años. También tendrán un papel destacado entre las inversiones en upstream: los pozos adicionales estadounidenses en Marcellus Shale, uno de los mayores yacimientos de gas natural no convencional (es decir, extraído por fractura hidráulica) situado en el estado de Pensilvania, y en Eagle Ford, que se ubica en el estado de Texas; y el desarrollo de los proyectos León-Castilla, Bucksin y Shenzi North, que se encuentran en el Golfo de México, en aguas estadounidenses. A estos referidos por Imaz ante los analistas, se sumaría el 20% de los tres pozos situados en el Golfo de México que ha comprado a Shell. 

“En Europa somos altamente dependientes de las importaciones porque los reguladores han preferido olvidar la necesidad de invertir en petróleo y gas y, también, en capacidad de refino”, criticó Imaz ante los analistas

Recuerden que el pasado septiembre, Repsol vendió el 25% de su negocio de upstream al fondo de inversión estadounidense EIG, manteniendo su control y logrando 4.850 millones de “financiación añadida para acelerar otros proyectos de crecimiento”. Este acuerdo incluía una potencial salida a bolsa del negocio de exploración y producción, previsiblemente en EEUU, a partir de 2026, siempre que se den condiciones de mercado favorables. Claro que Repsol no sólo logró un socio y financiación extra para otros proyectos, también que se valorara uno de sus negocios estratégicos en nada más y nada menos que 19.000 millones.

Ante los analistas, Imaz insistió en que “la transición energética que están haciendo Europa y España debería ser una transición menos ideológica y más tecnológica”. Asimismo, subrayó que “los altos precios energéticos que pagamos hoy no son solo consecuencia de la guerra de Ucrania. La escasez de productos energéticos ya existía antes. En Europa somos altamente dependientes de las importaciones porque los reguladores han preferido olvidar la necesidad de invertir en petróleo y gas y, también, en capacidad de refino”. Algo que Repsol no ha olvidado porque estos hidrocarburos van a seguir estando y utilizándose a largo plazo.