¿No había sanciones al gas ruso? La pregunta no es baladí y menos, tras las afirmaciones del comisario europeo de Energía y Vivienda, el danés Dan Jorgensen, en una entrevista para European Newsroom (enr). Y es que ha reconocido que la Unión Europea sigue comprando gas ruso desde 2022 (recuerden que la invasión rusa y el inicio de la guerra de Ucrania se produjo el 24 de febrero de ese año) y el precio de dichas compras equivale al de 2.400 nuevos cazas F-35.

Es cierto que las importaciones europeas de gas ruso han caído del 45% de 2022 al 13% actual, según Jorgensen, lo que supone un “éxito”, pero aún hay que “hacer mucho más” para poner fin a las importaciones, porque sino se estará “ayudando indirectamente a llenar el cofre de guerra de Putin”. Asimismo, ha subrayado que desde 2022 “hemos gastado más dinero en Europa comprando fósiles y energía rusos de lo que hemos dado a Ucrania en ayudas y subvenciones”.

Unos datos que no son para que la UE esté orgullosa lo más mínimo… También cabe recordar que el preacuerdo de paz en Ucrania lo ha conseguido el reaccionario presidente de EEUU, Donald Trump, no la “Europa de los valores”, que está en decadencia y al mismo tiempo, intenta elevar, sí o sí, el gasto militar.

El comisario Jorgensen ha referido que la UE quiere ser independiente de las importaciones de gas ruso “lo más rápido posible”, aunque la Comisión Europea ha retrasado la fecha en la que iba a dar a conocer su estrategia al respecto y ya no será el día 26. “El plan se ha pospuesto, pero el esfuerzo no”, ha subrayado, pues la ambición es poner fin al gas ruso en la UE en 2027 y su equipo trabaja a diario para “deshacerse del petróleo ruso”, aunque no es sencillo. Además, se ha mostrado convencido de que “en el futuro utilizaremos cada vez menos gas, porque eso forma parte de la descarbonización de nuestras sociedades”.

Al hilo de la entrevista, cabe recordar que para escapar a las sanciones, Rusia también ha importado gas a terceros países que después lo han importado a la UE y que ya se ha cortado el último vínculo por tierra (a través del gasoducto Soyouz). Asimismo, hasta el pasado junio, el gas natural licuado (GNL) ruso no empezó a tener sanciones, pero estas son mínimas: se prohibieron en territorio comunitario los transbordos de buque a buque y los de buque a tierra, así como las operaciones de recarga de GNL ruso que después se enviaría a terceros países. Todo este escenario es el que explica que Rusia haya sido el segundo suministrador de gas de España en 2024, según recoge el boletín estadístico de Enagás correspondiente; y también que en los dos primeros meses de este año haya sido el tercer proveedor, tras EEUU y Argelia. Eso sí, la UE estudia prohibir de forma paulatina el 100% del GNL ruso y también el aluminio ruso.