Ignacio S. Galán (73 años), presidente ejecutivo de Iberdrola, está en apuros. Y es que tras la reciente bofetada que ha recibido en EEUU (donde su filial Avangrid no podrá hacerse con el control de PNM Resources), necesita una operación corporativa, pero la elevada deuda de la eléctrica lo complica todo.

Recuerden que Iberdrola es la segunda compañía con mayor capitalización bursátil del Ibex 35, con unos 76.171 millones de euros, sólo por detrás de Inditex. Sin embargo, su deuda neta ajustada ascendió a 47.900 millones al cierre de los nueve primeros meses del año... y eso es un problema. En caso de fusión con otra compañía, que necesariamente debe acometer en el extranjero, Iberdrola valdría dicha capitalización menos su deuda... es decir, menos de 30.000 millones.

La bofetada en EEUU no es baladí y más cuando en el último plan estratégico, Galán ha apostado porque Iberdrola sea más norteamericana y británica que española. También han sido demasiadas las ocasiones en las que ha cargado contra la falta de seguridad jurídica en nuestro país... Y este mismo martes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, ha tenido una respuesta: “Siempre damos la máxima seguridad jurídica a nuestras empresas”, ha señalado Pilar Alegría, ministra portavoz y titular de Educación, Formación Profesional y Deportes.

Galán ha apostado por que Iberdrola sea más norteamericana y británica que española. También han sido demasiadas las ocasiones en las que ha cargado contra la falta de seguridad jurídica en nuestro país...

Claro que la cosa no acaba ahí. Galán llegó a amenazar al Gobierno con llevarse la sede de Iberdrola a Londres hace dos años, pero el PNV se lo impidió. Un traslado que no costaría mucho porque tiene una estructura jurídica y societaria muy movible con la que en cualquier momento puede irse de nuestro país, aunque decidiera dejar su sede social en Bilbao. La eléctrica es una de las compañías que han estado tentadas de seguir los pasos de Ferrovial, pero recuerden que la marcha puede darse de derecho (trasladar la sede social) o de hecho (invertir más fuera). Por ahora, Iberdrola ha optado más por la segunda opción y también hay que tener en cuenta que los nacionalistas vascos tienen 20 millones de acciones y un consejero: Xabier Sagredo, presidente del Patronato de Bilbao Bizkaia Kutxa (BBK) Fundación Bancaria-Bilbao Bizkaia Kutxa Banku Fundazioa y de BBK Fundazioa. De hecho, como Galán no quiere saber nada de Pedro Sánchez le ha dejado esa tarea al PNV y eso se ha podido ver, por ejemplo, en el tema del impuestazo energético. Claro que a los nacionalistas vascos no les ha gustado nada que se lanzara a hablar de traslado de sede y de inversiones. 

Galán es un ingeniero industrial, pero ha cometido un grave error al convertir la eléctrica en una empresa financiera, dejando de ser una empresa industrial y perdiendo capacidad tecnológica. Esto último se ve muy bien en el tema nuclear: fue el que más presionó para que se acordara un plan de cierre de los reactores españoles y ante las pasadas elecciones del 23-J se abrió a extender su vida útil; y hace unos meses, tanto el CEO de Endesa, José Bogas, como el CEO de Iberdrola España, Mario Ruiz-Tagle, ya no veían tan claro dicho cierre. La central nuclear de Almaraz (propiedad de Iberdrola, Endesa y Naturgy) será la primera víctima y 2024 es su año de no retorno. 

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Hace años, Galán cargó contra la energía solar considerándola como un “producto financiero”, pero nueve años después se refirió a la misma como sustituta de la central nuclear de Almaraz y en los últimos tiempos saca provecho de haber convertido las renovables en “producto financiero”. Sin embargo, su mayor flujo de caja sigue viniendo de los saltos del Duero (o sea, de la energía hidroeléctrica), a pesar de su empeño por las huertas solares, la eólica marina (que ha fracasado) y el hidrógeno verde (que aún no es rentable). Ahora que le vienen mal dadas (sobre todo en eólica marina y tras la bofetada en EEUU) y con la elevada deuda, a Iberdrola no le basta con llegar a alianzas en compañías, proyectos o carteras de renovables para poder financiar el crecimiento en el negocio verde, sino que necesita una operación corporativa. 

Y ojo, al fichaje de Julián Martínez-Simancas como senior advisor de ESG para la auditora PwC que avanza El Confidencial. No presagia nada bueno porque Martínez-Simancas, que se jubiló hace años como jefe jurídico de Iberdrola y más recientemente como secretario del Consejo, aún mantenía un despacho en la eléctrica y asesoraba a Galán. Y por cierto, en PwC también trabaja Pablo, hijo pequeño de Galán e ingeniero que ahora es consultor asociado en Strategy& (la cual forma parte de la auditora PwC... y que curiosamente fue la que hizo el 'forensic' exculpando a la eléctrica en el caso Villarejo). Eso sí, para la futura sucesión de Galán ya no es tan seguro que lleve el apellido Smith y cobra cada día más relevancia su segundo hijo y jefe de Compras Globales, Ignacio Sánchez-Galán y García-Tabernero,... aunque hace un tiempo los favoritos eran su hija mayor, Inmaculada, y su marido, David Mesonero, director de Desarrollo Corporativo de la eléctrica y que ha formado parte de la numerosa delegación que acompañó a Galán en la COP28. No obstante, no hay que olvidar que en la eléctrica mandan los fondos, entre ellos: el fondo soberano de Catar, QIA; BlackRock y Norges Bank.