No se va, le echan. La filial norteamericana de Iberdrola, Avangrid (85% propieda de la española), no podrá hacerse on el control de PNM Resources. El sueño americano de Ignacio Galán ha concluido. 

Ojo al dato, con el Hecho Relevante (HR): "En virtud de lo previsto en el artículo 227 de la Ley 6/2023, de 17 de marzo, de los Mercados de Valores y de los Servicios de Inversión, y disposiciones concordantes, y como continuación de las comunicaciones de otra información relevante de fecha 21 de octubre de 2020 (número de registro oficial 5.107) y 4 de enero de 2022 (número de registro oficial 13.461), ponemos en su conocimiento que Avangrid, Inc., sociedad participada al 81,5 % de su capital social por Iberdrola, S.A., ha anunciado con esta fecha su decisión de resolver el contrato de fusión suscrito con PNM Resources, Inc. el 20 de octubre de 2020, al no haberse cumplido en el plazo contemplado al efecto las condiciones previstas en el mismo para el cierre de la operación".

Lacónico mensaje que imposibilita a Galán para poner en práctica lo que tanto tiempo lleva anunciando, que llegaría un momento en que Iberdrola USA superaría a la mismísima Iberdrola España tanto en tamaño como en beneficio. 

El presidente de Iberdrola lo fía ahora todo al proyecto británico... que también tiene sus problemas, si la eólica marina se sigue mostrando remisa a la rentabilidad

Ya podíamos prever que una operación de absorción que se lleva gestando durante más de tres años es que tenía problemas.

Ahora bien, el estilo es el hombre, así que horas después de hacer público el Hecho Relevante, Galán vuelve 'do solía' y advierte que posee 11.000 millones de euros para comprar: ¡Toma ya!

Una afirmación que corría paralela a otra. Estamos ante un Galán perpetuamente enfrentado a Pedro Sánchez, el empresario que más veces ha repetido aquello de la falta de seguridad jurídica en España, el mismo que tiene preparado una estructura jurídica paralela, "activable en 24 horas", aseguran en la compañía, para marcharse del país. 

Ahora bien, resulta que en esa hipótesis de trabajo, el destino primero, la opción más probable para ubicar la nueva sede de Iberdrola era, precisamente, Estados Unidos. Ahora, cuando los gringos vuelven a aquello de 'América para los americano', la opción Galán no solo parece diluirse sino que se muestra poco menos que insultante. Lo queiren todo para ellos. Galán se queda con el proyecto británico que, antes de nada, está bien diseñado y es ambicioso, pero recuerden dos cosas: el Reino Unido de Rishi Sunak es aun más veleta que la España de Pedro Sánchez y, además, el éxito en Reino Unido está ligado al éxito, o fracaso, de la eólica marina en su conjunto en todo el mundo mundial.  

Y todo ello con un apalancamiento elevado, que no presagia nada bueno

Por otra parte, la deuda de Iberdrola tampoco permite muchas alegrías y en tiempo de tribulación no hacer mudanzas. Por eso -el estilo es el hombre-, no deja de resultar ilustrativo, y hasta gracioso, que el mensaje de la compañía ante el desastre haya sido el de "ahora tenemos 11.000 millones de euros para invertir". Al tiempo, los bancos de inversión, comisionistas de todas la operaciones, tanto de las fallidas como de las que llegan a término, ya no cobrarán una comisión, sino dos o tres, así que se han apresurado a aplaudir la decisión de Iberdrola. Insisto, no ha sido decisión de Iberdrola sino de las autoridades norteamericanas, siempre nacionalistas, pero he aquí cómo se convierte un fracaso rotundo en un éxito resonante: a lo Galán.