Hasta ahora sólo Hispanidad había levantado la voz sobre la operación. Luego se han ido uniendo otros, por ejemplo el ABC o Vozpópuli. 

El asunto es muy sencillo: una empresa presidida por Ángel Escribano, y en cuyo consejo figura su hermano Javier Escribano, ha decidido comprar EME, el fabricante de armas propiedad de los hermanos Escribano. 

No se me pierdan. La oposición inicial de la estatal SEPI ha decaído aunque el ministerio de Hacienda arriesga mucho: con un 27,5% del capital, y más con una empresa de Defensa y otra que fabrica armas, corre el riesgo de que le acusen de participar en el enriquecimiento privado de un particular. Y, sin embargo, está dispuesta a que Indra compre EME. Tanto es así que, durante la reciente Junta de Accionistas, los Escribano no citaron la operación pero ya empiezan a valorarla: la fiesta ha comenzado porque la SEPI ha cedido. 

Y el asunto colea desde hace tiempo, recuerden que Luis Abril, consejero de Indra y ceo de Minsait, la alegría de la actual Indra, salió de la empresa por oponerse a una operación que a todas luces es una cacicada. 

En cualquier caso, el silencio de los Escribano no calma a quienes se oponen a la operación. No ha calmado, por ejemplo, a los bufetes de abogados que ya preparan posibles reclamaciones de pequeños accionistas contra la compañía. 

Y es que la operación es de libro: el presidente de una empresa cotizada compra su propia empresa, el presidente compra al propietario y este se embolsa una pingüe cantidad. Por cierto, ¿quién se va a encargar del punto clave, la valoración de lo que se compra, de EME? El comprador, que es él mismo que el vendedor, o un tercero nombrado por los pequeños accionistas.

Ahora bien, no nos hagamos trampas en el solitario. Una vez que la SEPI ha sido convencida para que la operación continúe, con Manuel de la Rocha, el hombre de Presidencia apoyando a los Escribano y con Marisu Montero, vicepresidenta primera a cargo de la SEPI, más preocupada en otras cuestiones, con el apoyo de Joseph Oughourlian y de los vascos de SAPA, resulta que los partidarios de la operación casi rozan el 60%. La cosa tiene toda la pinta de terminar en los tribunales.

Los Escribano prefieren la compra a la fusión. Por la primera vía, recibirán liquidez, que servirá para reducir su apalancamiento. Por la segunda, no

En cualquier caso, los hermanos Escribano acelerarán la compra de EME por Indra... para antes de que caiga Sánchez. Puede que no caiga y está bien fiarse, pero es mejor no fiarse. 

Ya hay despachos, insisto, que preparan demandas de minoritarios contra la operación por la que un presidente de una empresa del IBEX compra su propia empresa... y encarga su valoración. Ahora se trata de que algún accionista, parte presuntamente damnificada, actúe.

Por cierto, los Escribano prefieren la compra a la fusión. Por la primera vía, recibirían liquidez que serviría para reducir su apalancamiento. Por el intercambio de cromos los Escribano aumentarían su participación actual en Indra pero se quedarían sin liquidez.

Es posible, también, que el caso Indra-EME se convierta en piedra de toque para auditar cómo funcionan los mercados financieros en España y calibrar la capacidad de defensa del pequeño accionista, perjudicado aquí por quien más debería defenderle: el Gobierno... que es el máximo accionista de Indra.