
Decíamos ayer que la empresa de los hermanos Escribano, EM&E, fabricante de vehículos blindados y otro material bélico, actualmente propietaria de un 14% de Indra, no puede ser comprada por esta. Y esto porque Ángel Escribano, propietario de EME, es su vez presidente de Indra. Ergo, ¿quién va a valorar lo comprado: el propietario de lo vendido o el presidente del comprador?
En SEPI insisten en que no es posible que una empresa cotizada compre la compañía de su presidente
Pues bien, la operación continúa vigente y ahora a esta situación, cuando menos rocambolesca, se une el hecho de que los hermanos Escribano, Ángel y Javier, han decidido que EME no vale 1.000 sino 1.410 millones de euros.
Y claro, a día de hoy, se mantiene el pulso entre la presidenta de la SEPI, la primera accionista de Indra, María Jesús Montero, y los Escribano. Para Montero si la operación se lleva a cabo el escándalo puede ser mayúsculo.
Sin embargo, para el poderoso jefe del Gabinete económico de Moncloa, Manuel de la Rocha, buen amigo de los hermanos Escribano, la operación puede llevarse a efecto, y nadie elevará la voz mucho más que con lo ocurrido con el cese bananero de José María Álvarez Pallete como presidente de Telefónica, cese que él mismo De la Rocha perpetró, en el mismísimo Palacio de la Moncloa.
En Moncloa ya hay quien ofrece la salida opuesta: que Indra se nacionalice, al igual que el otro campeón nacional del bazar de las armas: Navantia
Además, en Moncloa ya hay quien ofrece la salida opuesta: que Indra se nacionalice, al igual que el otro campeón nacional del bazar de las armas: Navantia. A fin de cuentas, si va a vivir de los contratos del Estado, lo mejor es hacer las cosas bien.
O así, dijo un vasco.