Las últimas cifras sobre vivienda certifican que España sufre una burbuja inmobiliaria. La demanda de vivienda supera a la oferta, también porque la vivienda protegida está bajo mínimos, ya desde antes de la llegada de Sánchez a La Moncloa (2018).
El panorama es este: el nuevo ciclo económico español se enfrenta a una terrible inflación: la de los alimentos y la de la vivienda. Es decir, los dos productos de primerísima necesidad.
Frente a esto, la única solución consiste en construir y construir... y en derogar la Ley de Vivienda de Pedro Sánchez, la ley más podemita, que ha provocado impagos (inqui-okupación) y okupación pura y dura. La crisis viene de atrás y se resume en el famoso aforismo que puede verse en tantas redes sociales: los padres compraron vivienda, los hijos alquilan piso, los nietos arriendan una habitación.
Ahora bien, la llegada del Sanchismo ha agravado más el problema. El actual Gobierno considera que comprar un piso es cosa de ricos por lo que han atacado a la propiedad privada intentando promocionar la vivienda en alquiler... y lo que han hecho es que la gente no alquile sus pisos sino que los dedique a vivienda turística o los mantenga vacíos.
Los padres compraron vivienda, los hijos alquilan piso, los nietos arriendan una habitación
Además, la política socialista de vivienda ha creado una generación de caraduras okupas que no pagan el alquiler y se atienen a su condición de 'vulnerables', que usurpan tu propiedad y a los que encima protege la ley.
Es la concreción del supuestamente piadoso principio sanchista de que la vivienda no es un negocio sino un derecho. Semejante majadería ha convertido el acceso a la vivienda en un imposible en España.
Y es que la vivienda como derecho ha creado otra política de la subvención pública, ese buenismo que nunca tiene en cuenta el valor de las cosas y que confunde, como todo necio, valor y precio.
Ejemplo de esa política que cree arreglar todos los problemas con subvenciones públicas: las ayudas públicas tan pregonadas por el Gobierno Sánchez para quienes han perdido su vivienda en los recientes, y aún no apagados incendios, serán, como máximo, de 15.000 euros. ¿Con 15.000 euros reconstruyes tu casa destruida? La política de subvenciones públicas de Sánchez no sólo generan los agravios comparativos de toda política de vivienda. Es que además, es una política de 'ratas'.
Hoy la única solución para todos los sectores es producir más: acabar con la era ecológica, que ha arruinado a la humanidad
La única solución contra la burbuja inmobiliaria es construir, construir y construir. Para ello, hay que urbanizar suelo -tarea de los distintos niveles del Estado, desde la Administración central a los municipios- y a gran velocidad.
Especialmente, ante un nuevo ciclo económico, porque el del Sanchismo está agotado.
A día de hoy, la única solución para todos los sectores es producir más: acabar con la era ecológica, donde todo lo que produce contamina, una etapa que ya dura 30 años y que ha arruinado a la humanidad. En España, ee precisa una nueva ley de vivienda que respete la propiedad privada y que fomente la construcción acelerada de todo tipo de vivienda, previa a un proceso acelerado de urbanización del suelo... porque la inflación actual afecta a los dos precios disparados, que son los dos artículos imprescindibles: alimentos y vivienda.











