La energía nuclear en España tenía un futuro oscuro con Teresa Ribera, pero con su relevo, Sara Aagesen, cada día pinta más negro y encima, esta última hace gala de un cinismo supremo para no afrontar el tema clave de la prórroga de las centrales. Y es que dice que no se garantiza la seguridad de suministro y elevará la factura.

¡Mentira y mentira! Es increíble que desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que ella dirige se señalen ambas mentiras... y más tras el apagón masivo que vivió la Península Ibérica el pasado 28 de abril... y del que aún no se sabe quien fue el culpable: Redeia insiste en que operó bien y en culpar a las eléctricas, mientras estas echan la culpa al operador del sistema eléctrico (Red Eléctrica, que forma parte de Redeia). Y en el entretanto no hay que olvidar que la mayoría de expertos y hasta el diario británico The Telegraph aludieron a que todo se debió a un ‘experimento’ con las renovables, al quererse llevar al máximo el porcentaje de aportación de estas energías que son intermitentes y aportan inercia asíncrona al sistema eléctrico.

El Departamento que dirige la vicepresidenta tercera ha respondido a la carta que le enviaron Endesa e Iberdrola el pasado mes con la propuesta de extender la vida útil de las centrales nucleares y reducir su elevada carga fiscal. Una misiva que ve como “una declaración de intenciones, en ningún caso una petición formal” y encima, critica que sólo está firmada por dos propietarias y no por las otras dos (Naturgy y EDP). Y de la forma, pasemos al contenido... que es aún más cínico, porque Aagesen ha señalado que el planteamiento de las energéticas que lideran José Bogas e Ignacio S. Galán “no cumple con las tres líneas rojas establecidas por el Gobierno para tramitar una petición formal: que haya seguridad para las personas, que se garantice la seguridad de suministro y que no suponga un mayor coste para los ciudadanos”.

¡Qué cara más dura! Como todo el mundo sabe, la energía nuclear es la más barata... y aún lo sería más si no la asfixiaran con elevados y redundantes impuestos, como refirió Ignacio Araluce, presidente de Foro Nuclear (la asociación que agrupa a la industria nuclear española), en su entrevista con Hispanidad. También lo hace de forma estable, sin depender de factores meteorológicos y segura: se mantiene como la segunda fuente de generación (tras la eólica), aportando el 19,98% del total en 2024, con sólo 7.117 megavatios (MW) de potencia instalada, y produce muchas más horas que la eólica y la fotovoltaica que tanto gustan a Aagesen, en concreto, 7.361 horas (de las 8.784 que tiene un año completo), frente a las 1.898 de los molinillos y las 1.376 de las placas solares (las cuales cerraron el año pasado con 32.115 MW y 34.652 MW de potencia instalada. Además, incluso en el apagón, aportaron firmeza al sistema, como subrayó Araluce... antes de que todo se fuera a negro. Y encima se nota que la vicepresidenta tercera no ha visitado las centrales... y se lo dice una servidora que sí ha ido a la de Ascó y la de Almaraz... donde se respira un altísimo nivel de seguridad desde que uno pone un pie en ellas y que también han subrayado algunos trabajadores de la central extremeña a este medio, como Manuel Carreño, jefe de turno, y Patricia Rubio, adjunta al jefe de la Oficina Técnica de Operación, y ambos forman parte de la Plataforma ‘Sí a Almaraz, Sí al Futuro’.

Y por si todo el cinismo supremo no bastara, el Departamento de Aagesen ha subrayado que “no hay negociación abierta ni cambio de posición de ninguna de las partes”. En el entretanto, en Almaraz, crece el rechazo al cierre. Los trabajadores de la central han lanzado un manifiesto (ver documento adjunto) apelando al diálogo entre propietarias y Gobierno para evitar una catástrofe económico-social, al tiempo que anuncian el inicio en septiembre de un calendario de acciones y movilizaciones para denunciar públicamente esta situación y que lucharáncon todas sus fuerzas para impedir el cierre de la principal industria de Extremadura.

Los sindicatos (Sitat, CCOO, Aplo, UGT y SIN) que forman el comité de empresa de la central han mostrado su “máxima preocupación e incertidumbre por el empleo de la plantilla y la catástrofe económico-social con la que se condenará al Campo Arañuelo y Extremadura”. Por ello, instan a las propietarias (Iberdrola, Endesa y Naturgy) a que soliciten la renovación de la autorización de explotación más allá del horizonte actual de 2027-2028; y al mismo tiempo, piden al Gobierno que acepte dicha solicitud para “garantizar el futuro de una infraestructura clave para el sistema energético nacional”; también les exigen a ambos un “diálogo responsable y transparente”; y solicitan al Ejecutivo extremeño que “lidere este proceso poniendo sobre la mesa posibles soluciones que estén a su alcance y permitan el mantenimiento de la Central Nuclear de Almaraz que genera casi 4.000 empleos y supone un 5 por ciento del PIB de Extremadura”.

En su manifiesto, se recuerda el impulso que se está dando a la energía nuclear en Europa y que la central de Almaraz “es esencial para garantizar un suministro energético estable y competitivo, condición imprescindible para atraer nuevas inversiones estratégicas en el entorno, tales como industrias vinculadas a las baterías, centros de procesamiento de datos o el desarrollo del tren de alta velocidad”. Asimismo, se destaca que “Almaraz constituye uno de los nodos de interconexión más relevantes de la red eléctrica española en Alta y Media Tensión. Su funcionamiento garantiza la estabilidad, y la inercia síncrona del sistema, condiciones imprescindibles para permitir la integración efectiva de las fuentes de energía renovable en nuestra región”. Además, se alude a las consecuencias para el impulso industrial, logístico, energético y de transporte no sólo de Extremadura, sino de otras regiones, y se subraya que renunciar a la energía nuclear “sería hipotecar las posibilidades de desarrollo, cohesión territorial y progreso de comunidades que aspiran a un futuro más justo y equilibrado”.

En este contexto, el rechazo social también ha quedado patente en las últimas semanas, en iniciativas como la de los niños pintando pancartas en Navalmoral de la Mata o el nacimiento de ‘Madres por Almaraz’ (una voz colectiva de madres, hijas y abuelas que se alza por el futuro de la comarca extremeña de Campo Arañuelo, inspirandas en el movimiento estadounidense ‘Mothers for Nuclear’) o un estudio de Metroscopia sobre la opinión de los extremeños respecto al cierre de Almaraz. 

 

 

Y ojo, porque el cinismo supremo de Aagesen también incluye que se haya empezado a rumorear una posible singularidad nuclear para Cataluña, donde las centrales de Ascó y Vandellós II aportan el 59% de su electricidad. 

Como pueden ver en TVE han dado bastante cuenta del rechazo extremeño al cierre de Almaraz y del rumor sobre la posible singularidad catalana, no sería de extrañar que rodara alguna cabeza... en la televisión pública, pues al Gobierno no le habrá gustado nada. 

Y por cierto, en el entretanto, después del fracaso de Aagesen con el decreto de medidas ‘antiapagón’, el último Consejo de Ministros antes de las vacaciones de verano (a petición del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico) ha acordado la tramitación administrativa urgente de un real decreto con medidas para el refuerzo del sistema eléctrico que se someterá al correspondiente procedimiento de audiencia e información pública durante los próximos días.