BlackRock coloniza aún más el Ibex, donde ya estaba presente en el accionariado de 19 de las 35 mayores cotizadas de nuestro país. Ahora serán 20, porque ha comprado el fondo de infraestructuras estadounidense Global Infraestructure Partners (GIP), como informa en este comunicado,… y ojo, porque así entra en Naturgy como tercer accionista, al mismo tiempo que es el primero de Repsol y el segundo de Iberdrola.

Adebayo O Ogunlesi

 

El fondo de inversión estadounidense surgió en el año 1988 y tiene entre sus fundadores al politólogo, empresario y financiero estadounidense Laurence (Larry) D. Fink (71 años), quien actualmente ejerce como su presidente y CEO. Por su parte, el fondo GIP está especializado en infraestructuras, nació en 2006 y entre sus fundadores está el abogado y banquero de inversiones nigeriano Adebayo Ogunlesi (70 años), que ejerce como su presidente y CEO. Ambos fondos tienen su sede situada en Nueva York. Ahora el primero ha anunciado la compra del segundo por unos 11.400 millones de euros (una parte en efectivo y otra a través de 12 millones de acciones), operación que se prevé cerrar en el tercer trimestre y con la que BlackRock pasará de tener 50.000 millones de dólares en activos de infraestructuras bajo gestión a más de 150.000 millones, con lo que podrá tutear a otros grandes fondos de inversión especializados en infraestructuras: en especial al australiano Macquarie y al canadiense Brookfield.

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La compra de GIP por parte de BlackRock también puede tener consecuencias para el sector energético español. GIP es el tercer accionista de Naturgy, con un 20,6% del capital y dos consejeros (actualmente esas sillas las ocupan Rajaram Rao, presidente y director de operaciones de GIP; y Lucy Chadwick, socia y jefa del área ESG -medio ambiente, social y gobierno corporativo- en GIP). Conviene tener en cuenta que BlackRock no suele entrar en la gestión ni en los consejos de administración de las compañías donde es accionista, pero ahora resulta que pasará a ser dueño de las dos que tenía el fondo dirigido por Ogunlesi. Además, ya tenía relación con la energética que tiene como presidente ejecutivo y CEO a Francisco Reynés: posee un 0,92% del capital y es socio en la sociedad conjunta Medina Partnership (con la que controlan el 49% de Medgaz, el gasoducto entre Argelia y España). 

No hay que olvidar que Naturgy es una compañía estratégica y aún sigue en vigor el decreto para protegerlas que se puso en vigor durante la pandemia del Covid-19 si se compraba más de un 10% o se pedían consejeros. BlackRock se hace con GIP (y por ende con su 20,6% de Naturgy a través de un vehículo de inversión), pero el Gobierno Sánchez debería pronunciarse y también estaría bien que lo hicieran la CNMV y la CNMC. Eso sí, debería haber un cambio normativo similar al que hay en EEUU, donde hay una legislación especial que afecta a los fondos de inversión y que les prohíbe comprar algunas cosas y que también les pone límites a los porcentajes de sus participaciones.

Naturgy es una compañía estratégica y aún sigue en vigor el decreto para protegerlas que se puso en vigor durante la pandemia del Covid-19 si se compraba más de un 10% o se pedían consejeros

Y más en este caso en el que puede darse un conflicto de intereses, porque BlackRock es el primer accionista de Repsol (tiene un 5,475%) y el segundo de Iberdrola (5,395%). Asimismo, no se puede perder de vista que el presidente ejecutivo de la eléctrica con sede en Bilbao, Ignacio S. Galán (73 años), presumía mucho de su amistad con Larry Fink y en un evento con otros colegas del sector le llegó a decir a voz en grito, sorprendiendo a los presentes, que cuándo iba a ir a cenar a su casa. Eso sí, en octubre de 2022, Galán hizo una pequeña concesión en materia de gobierno corporativo para contentar a los fondos de inversión presentes en su accionariado (principalmente a BlackRock) y al mercado: nombró a un CEO, cargo que recayó en Armando Martínez,... pero lo hizo para seguir al frente de la eléctrica durante muchos años más y mandando lo mismo. Eso sí, Galán sigue sin pensar en su sucesión, aunque ya no es tan seguro que lleve el apellido Smith y cobra cada día más relevancia su segundo hijo y jefe de Compras Globales, Ignacio Sánchez-Galán y García-Tabernero,... Ahora, tras la reciente bofetada que Iberdrola ha recibido en EEUU (donde su filial Avangrid no podrá hacerse con el control de PNM Resources), necesita una operación corporativa, pero la elevada deuda de la eléctrica lo complica todo. Además, en caso de que fuera una fusión con otra compañía necesariamente se debe acometer en el extranjero porque sino tendría problemas de competencia, así que olvídense de que BlackRock pensara en unir Iberdrola y Naturgy. 

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En el último año, BlackRock ha referido que el teletrabajo no funciona y que la ecología es enemiga de la economía. De hecho, para este fondo de inversión la economía va antes que la ecología pero ha intentado disimularlo, por ejemplo, al fichar al CEO de la petrolera saudí Aramco como consejero... por impulsar la transición energética. Esto no es baladí, porque todo lo verde es caro y el desmarque de BlackRock de la sostenibilidad global de la economía lleva a preguntarse si hay un cambio de tendencia. Además, recientemente, en la última Cumbre del Clima que se ha celebrado en Dubái (la COP28) ha quedado claro que la economía importa más porque se ha acordado iniciar la salida de los combustibles fósiles, pero no su fin. 

Volviendo a Naturgy, llama un poco la atención que al final haya sido GIP el primero que ha abandonado el accionariado, justo unos meses después de que Reynés tranquilizara a GIP y a CVC (segundo accionista con un 20,7% del capital y dos consejeros) al mejorar la previsión anual de resultado bruto de explotación (ebitda), hasta superar los 5.400 millones. Y más cuando CVC no se planteaba iniciar la salida en la energética y se iban dando pasos hacia la paz con el activista IFM (cuarto accionista con un 14,5% del capital y un consejero), como la venta del negocio en Australia. Eso sí, es cierto que GIP llevaba un tiempo buscando una salida de la energética donde entró en 2016 al comprar participaciones del 10% a Repsol y a Criteria Caixa por unos 3.800 millones, cuando la acción estaba en 19 euros, ahora ha decidido vender y se va con la acción en los 27,18 euros: es decir, con una revalorización del 30,1%.