• Al presidente de la compañía le sale el tiro por la culata al cuestionar al consejero delegado, Martin Winterkorn.
  • Algo ha cambiado respecto a 2006, cuando todo el mundo entendió el cese del Ceo Pischetsrieder tras las críticas de Piëch.
  • El portavoz de la familia, que controla el 51% de VW, también se distancia de "las opiniones personales" del presidente.
  • Todo apunta a la última batalla, perdida, de Piëch, de 78 años, frente a Winterkorn, a quien apoyan Baja Sajonia (20%) y los trabajadores.
El consorcio alemán Volkswagen contiene la respiración desde que se han avivado las desavenencias -también públicas- entre sus dos principales ejecutivos: el presidente, Ferdinand Piëch, y el consejero delegado, Martin Winterkorn (ambos en la imagen). Tras los ataques del primero al segundo -que pintaba como sucesor-, ha ardido Troya, pero en contra de lo que pudiera parecer, el que tiene todas las de perder esta vez no es el segundo,  sino el primero, Piëch. En otras palabras, por el que todos apuestan ahora es por Winterkorn. Piëch preside, como saben, el consejo de supervisión, no ejecutivo, y Winterkorn está al frente de consejo de administración. La sintonía entre Piëch y Winterkorn, en cualquier caso, es necesaria y algo se ha resquebrajadodespués de que el primero haya puesto en cuestión la gestión del actual Ceo en unas polémicas declaraciones al semanario Der Spiegel. Dijo, en concreto, que "estaban distanciados". Que un presidente diga eso del Ceo equivale a una salida más o menos próxima. Es lo que ocurrió en 2006, por ejemplo, cuando Piëch cuestionó al anterior consejero delegado, Bernd Pischetsrieder. La reacción entonces, también en la prensa, fue darlo por muerto y la cosa no fue a menos: cayó fulminado. No ha sucedido lo mismo ahora, sin embargo, con Winterkorn, que ha recibido un claro apoyo a su gestión y a dejado, al otro, Piëch, más o menos que como un caprichoso. En otras palabras, el distanciamiento del que ha hablado Piëch ha preocupado en la compañía, en una primera fase, pero se ha convertido después en arma arrojadiza contra el presidente y no contra el consejero delegado. Vamos, que con lo que se ha encontrado Piëch, paradójicamente, es con la oposición de los directivos y de los accionistas -su propia familia, entre otros-, lo que podría convertirse en su última batalla, perdida, en un grupo en el que lo ha sido todo. Ahora es presidente, pero fue también, durante nueve años, consejero delegado. Por otra parte, la preocupación inicial en VW es lógica si tenemos en cuenta que tanto Piëch como Winterkorn han formado un tándem espléndido en el que se han repartido el protagonismo que explica el éxito de la compañía alemana. Sorprendentemente, las críticas de Piëch tampoco han impactado en Winterkorn, que se siente respaldado por el consejo y no está dispuesto a dejar el cargo así como así. Hay que tener en cuenta, además, que en VW todo el mundo daba por hecho que el Ceo actual, de 67 años y cuyo mandato finaliza el próximo año, era el candidato ideal para sustituir a Piëch, de 78 años. Entre las figuras clave que han apoyado a Winterkorn hay familiares de Piëch y coherederos del inventor del emblemático escarabajo, Ferdinand Porsche. Uno de ellos, Wolfgang Porsche, emitió un comunicado en el que señalaba que "las declaraciones de Piëch retratan su opinión personal, que no está alineada con la de la familia". Piëch y Porsche se reparten los papeles en el consorcio. Los dos son primos y nietos de don Ferdinand, pero mientras el primero preside el consejo de supervisión, el segundo es el portavoz público de la familia, que posee el 51% del capital del Grupo Volkswagen. También han defendido a Winterkorn, lo que prueba la soledad de Piëch,  el comité de empresade VW -tiene la mitad de los 20 representantes del consejo de vigilancia- y Stephan Weil, primer ministro del Estado de Baja Sajonia, que controla el 20% del grupo y cuenta con el derecho de vetar las decisiones clave de la empresa. Stephan Weil contestó a Piëch diciéndole que sus declaraciones habían sido "una sorpresa incómoda y perjudicial" para la empresa. Y es que a nadie se le escapa que Winterkorn, Ceo desde 2007, ha sido, desde 1980, una de las herramientas decisivas para Volkswagen, segundo fabricante después de la japonesa Toyota. También convirtió a WV Audi en referente de la alta gama. Se lo contamos a principios de marzo: sólo 100.000 vehículos separan a Volkswagen del número uno, Toyota. Cuando Winterkorn tomó las riendas del grupo, Volkswagen vendía 6,2 millones de coches al año y en 2014 superó la barrera de los 10 millones de unidades y con beneficio récord, por encima deGeneral Motors. Rafael Esparza rafael@hispanidad.com