El partido islamista Justicia y Desarrollo (AKP) del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que gobierna Turquía desde 2002, lidera las elecciones municipales pero ha perdido el control de la capital, Ankara, después de 25 años de dominio, según indican los datos provisionales y reconoció anoche de forma implícita el propio Erdogan. La pugna está ahora en la alcaldía de Estambul, donde tanto el partido gobernante como el opositor socialdemócrata se reivindican como ganadores, informa La Vanguardia.

Cuando se llevaba la mitad de los votos escrutados, el opositor socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP) lideraba el recuento en Ankara con el 49,6 % de los votos, seguido del AKP, con el 47,8 %, según los datos difundidos por la agencia Anadolu.

Según la oposición, el organismo electoral ha escrutado el 99,64 % de los votos, con lo que Imamoglu se declaró vencedor: “No tengo dudas de que he ganado en Estambul”, declaró a la prensa en la ciudad del Bósforo. “El alcalde de Estambul está aquí, ante vosotros”, insistió.

Recep Tayyip Erdogan ha reconocido la derrota de su formación en Ankara, lo que acaba con el mito de "invencibilidad" del que gozaba

Si los resultados se mantienen, será la primera vez que Erdogan o un partido afiliado pierden el control de la ciudad más grande de la nación desde que fue su alcalde en 1994. Ni Yildirim ni el presidente turco han admitido la derrota. De hecho, el candidato del AKP declaró también su victoria en Estambul en la noche del domingo, cuando faltaba por escrutar aún el 2 % de las urnas de la ciudad, y apenas tenía un 0,06 % de ventaja frente a su rival.

Recep Tayyip Erdogan ha reconocido la derrota de su formación en Ankara, lo que acaba con el mito de "invencibilidad" del que gozaba. "La razón por la que no hemos alcanzado el resultado deseado en algunos lugares es que no hemos sabido explicarnos al pueblo. Tenemos que corregir nuestros errores. El pueblo no se ha equivocado", ha señalado Erdogan.

El control de la capital del país es el principal campo de batalla de estas elecciones, que se consideran una prueba de la popularidad de Erdogan en un contexto de desaceleración económica y un aumento de la inflación en el país otomano.