Softbank había entrado en una dinámica peligrosa tras cerrar en marzo su ejercicio fiscal de 2019 con unas pérdidas históricas de 8.290 millones de euros y una deuda que al cierre de septiembre de 2019 ascendía a 132.700 millones.

El gigante japonés tiene ahora otra cara, aunque todavía no ha despejado todas las dudas. Así, el beneficio de su primer trimestre fiscal (abril-junio) aumentó un 12%, hasta los 10.057 millones de euros, pero la cifra de negocio bajó un 2% respecto al año anterior y no superó los 11.619 millones de euros.

Dos fueron las claves del trimestre: la venta de una parte del 24% de T-Mobile, la joya de la corona de Deutsche Telekom, que le habría reportado unos ingresos de unos 5.000 millones de euros, y la revalorización bursátil de Uber, una de las apuestas que más castigó al grupo en 2019.

En definitiva, el grupo que dirige Masayoshi Son tiene todavía mucho trabajo por delante para captar, como pretende, 35.000 millones de euros para reducir deuda. En principio, lo hará vendiendo activos, como la participación en T-Mobile.