Menos mal que se trataba de un gobierno moderado. El de Pedro Sánchez es un Ejecutivo a la medida del ateísmo vengativo que él mismo representa: cristófobo, cainita y con tendencias majaderas.

En una sola mañana, en un solo lugar, el Congreso de los Diputados, en la Carrera de san Jerónimo, cuatro ministras del Gobierno Zapatero pelaron por ver quién era la más radical de todas.

La señora ministra de Justicia, Dolores Delgado, ya conocida como ‘Garzonita’ prepara una reforma más majadera de la ya muy majadera Ley de Memoria Histórica. Por de pronto, impone la censura: se perseguirá a todo aquel que haga apología del franquismo. Se olvida de que el franquismo fue un régimen autoritario producto de los demócratas de la democrática II República, que se pusieron a asesinar a católicos y a gentes de derechas. Y claro, la derecha y los católicos se fueron con Franco para que no les mataran. Y así ganaron la guerra. Ahora, Baltasar Garzón y Dolores Delgado se han empeñado en ganar la guerra de 1936-39.

La ministra de Educación arremete contra la religión católica e impone su moral a nuestros hijos

Luego está lo de desenterrar a los muertos. Porque estos cristófobos siempre olvidan que la obra de misericordia consiste en enterrar a los muertos, no en desenterrarlos. Pero, para la maleducada de Dolores Delgado, la de las reformas mentales, esto resulta fundamental. 

En la sala de al lado, su compañera de Gabinete, nuestra entrañable viejecita Isabel Celaá, se carga la asignatura de Religión en las escuelas, crea otra Educación para la Ciudadanía, llamada Valores Cívicos, una asignatura de ética donde el Gobierno decide qué es moral y qué es inmoral, todo ello en nombre del pluralismo. Y, ya de paso, se carga la enseñanza cristiana, bajo el principio de que la educación pública quien garantiza el derecho a la educación. Y yo que pensé que eran los padres los sujetos del derecho a la libertad de enseñanza.

La ministra de Energía nos hace verdes y pobres

Sin movernos del Congreso, la inigualable ministra de industria, Reyes Maroto nos informaba de que la omnipresente ideología de género se iba a introducir en los tratados comerciales. Y esto tampoco es sectarismo, es sólo majadería.

O la eco-panteísta, más bien talibán verde, responsable de Energía, perdón, cambio climático, Teresa Ribera, quien pretende cerrar las centrales nucleares y sustituirla por la carísima energía verde. No olviden que la energía nuclear es la energía de los pobres: más barata, más intensiva (lo más importante en energía, pero dejémoslo ahí) y no contamina.

Pues no, doña Teresa nos va a inflar a energía renovables… que pagaremos a precio de oro. Es lo que tiene la energía verde y todo lo verde: que es carísimo para todos, sobre todo para los pobres.

La ministra de Industria introduce la ideología de género… ¡en los tratados comerciales!

Menos mal que se trataba de un Gobierno moderado. Recuerden este 11 de julio de 2018: nos lleva de cabeza al enfrentamiento civil. Este es un gobierno cristófobo y cainita, presidido por un ateo ignorante, ambicioso… y bastante pretencioso.

Por cierto, con un Gobierno tan descaradamente cristófobo, ¿por qué callan los obispos españoles?