No solo el tema de Cataluña ha dividido al Gobierno, también la política económica. Y es que al ministro de Exteriores, Josep Borrell, no le ha gustado el artículo escrito por la titular de Economía, Nadia Calviño, en Expansión, hace unos días.

De hecho, lo que critica Borrell es el aumento del gasto público porque en Bruselas puede haber ‘tirón de orejas para España’. En su reciente visita a España, el comisario de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, ha recomendado seguir reduciendo el déficit (justo el mensaje opuesto al del Gobierno): “No hay que ser inocente, cuando sube el déficit, sube la deuda”, subrayó.

Más impuestos, más gastos y más déficit

Mientras, Calviño presume de que “un rasgo que distingue la política económica de este Gobierno, que no cree en la fórmula de recortar gastos y bajar impuestos, sino por el contrario, en la necesidad de recuperar determinadas partidas de gasto público fundamentales para reconstruir el modelo de sociedad que queremos […]”. Una política económica que, como saben, se puede resumir en más impuestos, más gastos y más déficit, justo cuando la economía española da muestras de perder fuerza.

Y ojo, el tiempo corre: Sánchez prometió a Moscovici enviar el plan presupuestario con las líneas principales antes del 15 de octubre a la Comisión Europea. Es decir, Bruselas lo verá antes que las Cortes, lo que no deja en muy buen lugar la confianza en nuestro país. Todo ello, después de que el Gobierno Sánchez haya presumido una y otra vez de la renegociación de los objetivos de déficit, que se empeña en vender como ‘éxito’, cuando en realidad es un rotundo fracaso.

Bruselas verá el plan presupuestario antes que las Cortes

Un contexto que no es baladí y más sabiendo que Pedro Sánchez imita ahora a Mariano Rajoy y está empeñado en sacar los Presupuestos adelante sí o sí… y al precio que sea. Algo que incluye ganarse el apoyo de Unidos Podemos, PDeCAT, PNV, ERC, Compromís y Bildu.