La participación de Planeta en el Banco Sabadell ha sido una ruina en términos económicos, por las pérdidas o minusvalías, y un dolor de muelas para el presidente, José Crehueras, por los problemas de deuda y la necesidad de provisionar. No cotiza en bolsa y eso es una ventaja porque le da un margen en los plazos que no tienen las cotizadas para hacer números, pero los números hay que cuadrarlos sí o sí.

A las provisiones de 270 millones en 2016, suma ahora otros 130 millones con cargo al último ejercicio, 2017, lo que eleva a la cifra a 400 millones en total. Una realidad que corre en paralelo a la otra, la progresiva rebaja de su participación en la entidad bancaria.

La presencia de la familia Lara en el Sabadell se remonta a 2001, cuando entró en la entidad de la mano de José Manuel Lara Bosch, y tuvo un momento álgido en 2006, cuando compraron algo más de un 12% tras la venta del 15% de La Caixa. Con esa participación era el primer accionista pero perdió hasta la camisa durante los años de la crisis y fue diluyéndola hasta menos del 2% en la actualidad, entre ventas y no acudiendo a las ampliaciones de capital del banco.

La presencia de Planeta en el Sabadell se ha diluido a menos del 2% entre ventas y al no acudir a las ampliaciones

La relación de Planeta y Sabadell, mala sobre todo por las presiones del accionista al presidente del banco, Josep Oliu, se han invertido hasta tal punto que la entidad se ha quedado con la emblemática sede de la editorial, dentro de la reestructuración de la deuda de la familia Lara, con dos sociedades, Inversiones Hemisferio, la patrimonial, y el grupo Planeta, que preside Crehueras.

Esa sede, operativa, no social -ya trasladada a Madrid por los problemas derivados del procés catalán- está en la céntrica calle Diagonal de Barcelona y ha sido embargada porque era la garantía de la deuda no pagada de Hemisferio. Y los 200 millones que vale servirán para recortar deuda de Planeta.

La relación entre Planeta y Sabadell ha tenido otro frente en el propio Consejo, cerrado tras la renuncia la semana pasada de José Lara García, hijo de José Manuel Lara Boch y enfrentado al resto de la familia, sobre todo a sus hermanas, Maribel e Inés, que han apoyado a Crehueras frente a José. Para Oliu, esa salida ha sido un alivio; estaba harto.

Por último, sea dicho que José Lara ya no tenía poderes ejecutivos en el grupo editorial tras ser laminado, en febrero, como consejero delegado por parte de Crehueras y sustituido por Carlos Fernández.