Argentina buscará cerrar un acuerdo ‘stand-by’ de "alto acceso" con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para disponer de un colchón financiero que envíe una clara señal al mercado y ayude al Gobierno a contener la devaluación del peso -que llevó al dólar en el país a un nuevo máximo histórico y a la caída del peso frente al dólar, hasta de un 18 por ciento-, además de brindar una eventual fuente adicional de fondos para cubrir necesidades financieras futuras, informa La Nación.

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, cerró ayer en Washington junto al resto de la delegación argentina el primer día de trabajo en el Fondo para avanzar hacia el acuerdo final. Dujovne se reunió con el número dos del organismo, David Lipton, y este jueves verá a la directora gerente, Christine Lagarde, quien ayer por la tarde regresó de Europa.

La negociación con el Fondo para acceder al acuerdo stand-by (SBA, según sus siglas en inglés) durará unas seis semanas, estimaron fuentes del Ministerio de Hacienda argentino, que calificaron los encuentros de ayer de "cordiales" y "una primera reunión introductoria para discutir los próximos pasos". Nadie del equipo económico quiso anticipar el monto del acuerdo que busca el Gobierno, las condiciones, ni si el dinero se utilizará o se mantendrá en reserva como un "seguro".

Los argentinos vuelven a estar aterrados ante la posibilidad de que la crisis económica del país derive en un nuevo 'corralito'

Antes del viaje de la delegación argentina a Washington, el equipo económico en Buenos Aires había dado indicios de que vendría en busca de un acuerdo dentro de alguno de los programas que proveen un "colchón" de fondos que la Argentina podría utilizar en caso de requerir financiamiento o no, y dejarlos en suspenso como una línea de crédito.

De los tres programas del Fondo que, a priori, parecían satisfacer mejor el objetivo del oficialismo, el acuerdo stand-by era el más accesible para la Argentina. Es la línea tradicional del Fondo -se utiliza desde 1952-, dura, sujeta a revisiones y atada a la famosa "condicionalidad" de sus préstamos. La última vez que la Argentina tuvo una línea de ese tipo fue durante la presidencia de Néstor Kirchner, quien en 2006 canceló de un solo pago la deuda vigente con el organismo.

El Gobierno descartó de entrada otras dos alternativas: la línea de crédito flexible (FCL), que exige una solidez macroeconómica que la Argentina, hoy, no tiene -México y Colombia tienen acuerdos vigentes bajo este paraguas-, y la línea de liquidez precautoria (PLL) es similar, pero menos exigente.

En la delegación argentina remarcaron que las negociaciones recién han comenzado y que el acuerdo final podría llegar a incluir variantes que no estén necesariamente contempladas dentro del marco vigente de las líneas stand-by. Hubo especial hincapié en la característica de "alto acceso", una variante que le permitiría al Gobierno ir por arriba de la restricción del "acceso normal" del programa, que permite obtener hasta el 435% de la cuota del país. La cuota argentina actual equivale a casi 4.550 millones de dólares.

Eso sí: los argentinos vuelven a estar aterrados ante la posibilidad de que la crisis económica del país derive en un nuevo 'corralito'. La incapacidad de Argentina de hacer frente al desplome del peso y al déficit, así como la petición urgente de ayuda del exterior para solventar la recesión ha despertado entre la población los peores temores de que se repita la situación vivida en 2001, añade Europa Press.