La clave del éxito de Francisco González frente al intento de Luis del Rivero, entonces presidente de Sacyr, de hacerse con el control del BBVA fue la reunión que mantuvieron el gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, y el propio Luis del Rivero. En aquél cónclave, Caruana dejó bien claro a su interlocutor a qué se exponía si continuaba comprando acciones del banco: como pases del 5%, te exijo una OPA sobre el cien por cien del banco, le dijo.

En otras palabras, le paró lo pies. Porque, aunque Sacyr era entonces la mayor constructora de España, ella sola no podía afrontar una operación de ese calibre. Y daba lo mismo que la ley no obligara a lanzar una OPA sobre toda la entidad si alcanzaba el 5% del capital, bastó la palabra del gobernador del Banco de España. Era principios de 2005 y el BdE aún tenía mando en plaza. 

Aunque Sacyr era entonces la mayor constructora de España, ella sola no podía afrontar una operación de ese calibre

Jaime Caruana Lacorte afrontaba su último año y medio de mandato, que comenzó en julio del año 2000, con José María Aznar como presidente del Gobierno y Rodrigo Rato como ministro de Economía. Fue Rato, precisamente, quien le fichó tras su salida del BdE, como consejero y director de Mercados Monetarios y de Capital. Allí estuvo hasta que, en 2009, fue nombrado gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), también conocido como el banco de los bancos centrales. De acuerdo, el BIS no es supervisor ni inspector, pero sí es el regulador más importante, no ya de Europa, sino del mundo entero.

Y miren qué cosas, al término de su paso por el BIS, un tal FG le fichó como consejero independiente del BBVA. Trece años después del ultimátum a Luis del Rivero.