El FMI se ha mostrado pesimista acerca del impacto de la crisis económica en los bancos españoles. En su informe anual sobre nuestro país, presentado este miércoles, el organismo afirma que la rentabilidad, “que ya es baja, tiene visos de empeorar, y en escenarios severos podrían surgir dificultades de solvencia”.

Una de las diferencias de esta crisis con las anteriores es un carácter global. Por eso, el organismo advierte que “los bancos con presencia internacional -Santander y BBVA son los más internacionales- podrían no beneficiarse de la diversificación geográfica tanto como en el pasado”.

Pero tranquilos, porque el FMI tiene la solución: seguir provisionando, no repartir dividendo, de momento, seguir recortando costes e invertir en tecnología. Además, como recuerda insistentemente el BCE, anima a la concentración del sector. “Como parece indicar el reciente anuncio de fusión entre dos grandes bancos españoles, una cierta consolidación adicional del sistema bancario es otra respuesta adecuada a los retos de rentabilidad”, asegura.

Por cierto, el FMI mejora las previsiones sobre nuestro país, pero lo hace apoyándose en el dinero que tiene que llegar de Europa. Si no llega todo el que debería llegar o, peor, si el Gobierno no hace un uso correcto del mismo, la economía española no se recuperará como prevé el FMI.