El año 2019 no ha sido malo para Barclays, después del susto del tercer trimestre, en el que perdió unos 338 millones de euros tras provisionar 1.620 millones por la comercialización inadecuada de seguros de protección de pagos. En el conjunto del ejercicio, sin embargo, la entidad que dirige James Staley redujo un 16% la partida destinada a litigios, que fue de 2.203 millones de euros.

Los gastos de explotación también disminuyeron, un 5%, y no superaron los 18.394 millones de euros. Estos son los dos cambios más significativos respecto a las cuentas de 2018. En cuanto a la cifra de negocio, aumentó un 2,3% hasta los 25.780 millones de euros, y el beneficio antes de impuestos alcanzó los 5.237 millones de euros, un 25% más que en 2018. Al final, el beneficio del banco después de impuestos fue de 2.933 millones de euros, un 54% más que en 2018.

Una de las asignaturas pendientes del Barclays -y de toda la banca europea- es la rentabilidad. La entidad británica registró una ratio de préstamos sobre depósitos del 82%, un porcentaje que indica precisamente eso. La meta, según el CEO, sigue siendo el 10% a pesar de los bajos tipos de interés. “Barclays confía en aumentar de forma significativa su retorno este año”, ha afirmado.