Hasta aquí hemos llegado. Rafael, Leopoldo, María y Joaquín del Pino, la segunda generación familiar, han decidido romper el pacto parasocial que mantenían para controlar el grupo de infraestructuras. Al mercado no le ha gustado la decisión y Ferrovial pierde algo más del 1,4%, con un Ibex en positivo. Los hermanos Del Pino quieren volar en solitario, y rompiendo el pacto que mantenían en la sociedad Portman Baela -40,82% de Ferrovial-, han dado el primer paso. Tras la ruptura, Rafael, presidente de la compañía (en la imagen), se queda con el 20,1%; Leopoldo, con el 8,3%, María, con el 8,1%, y Joaquín con el 2,5%. Adicionalmente, Rafael posee el 1,3% del grupo (21,4% en total), y María y Joaquín poseen conjuntamente el 1,3% a través de Casa Grande de Cartagena. Al margen de los porcentajes, con esta operación, los Del Pino han escenificado el gran dilema de las empresas familiares cuando pasan a la segunda o tercera generación: la sucesión. De momento, Rafael continúa siendo el presidente del grupo, y lo seguirá siendo, pero ya veremos qué ocurre con la tercera generación, cuando Rafael se jubile y ceda los 'trastos' al siguiente. ¿Quién será? ¿Con qué apoyos contará? Para cuando eso suceda, ¿qué miembros de la familia seguirán presentes en el capital de Ferrovial? Y lo más seguro es que más pronto que tarde comencemos a ver movimientos accionariales. Y si no, ¿para qué han roto el pacto? Hispanidad redaccion@hispanidad.com