Recientemente, Facebook se ha convertido en un buen ejemplo del dicho evangélico de colar el mosquito y tragarse el camello. Y es que reacciona ante el error menor de otros, pero ignora el propio, que es muchísimo mayor.

Recuerden que la red social censuró a Hispanidad por hablar de ‘Diez negritos’ y eso que se hablaba de una de las obra maestras de Agatha Christie. Pero ahora se ha permitido el lujo de subastar a una menor de Sudán del Sur a través de su tienda online como si se tratara de un objeto. Y aunque rectificó y acabó censurando dicha subasta, estuvo activa el tiempo suficiente para que hubiera un ganador: el empresario Kok Alat dio 500 vacas, tres carros y 10.000 dólares a los padres de la menor a cambio de convertir a la menor en su décima esposa. 

Es el problema del maquinismo... Tanta inteligencia artificial está dando paso a la idiocía general, donde hablar de negritos es racismo, pero una subasta (no importa de qué) es algo bueno. Y es que no hay que olvidar que los robots no piensan, sólo actúan según algoritmos. 

Y ojo, porque Facebook pretende ser el censor de lo políticamente correcto.