Parece que España necesita una ley de huelga, la cual lleva muchos años durmiendo en un cajón, pero ni PSOE ni PP se han atrevido a sacarla de allí. Esta es la razón de que el sindicato CGT, que es minoritario en Renfe (sólo ocupa dos de los 13 asientos del comité de empresa), haya convocado un paro que supondrá la cancelación de 271 trenes el próximo viernes, y con ello, haya forzado unos elevados servicios mínimos.

Y por cierto, no es la primera vez que CGT hace huelga en víspera de fin de semana, puente o vacaciones: en esta ocasión, afectará a 16.000 pasajeros. Muy oportuno. Pero si hubiera una ley de huelga se podría fijar un porcentaje necesario de representación a la hora de convocar un paro o que estas no se pudieran hacer en servicios estratégicos en fechas señaladas…

La nueva protesta de CGT llega también en un tiempo poco oportuno en lo económico: Renfe ha dado a conocer sus cifras hasta noviembre, que hacen preveer un tercer año de ganancias. De hecho, el beneficio neto ha subido un 14,2%, hasta los 85 millones; y los ingresos han ascendido a 3.691,92 millones (incluidos los cerca de 1.000 millones de la subvención estatal que reciben por las Obligaciones de Servicio Público -Cercanías y regionales-) y los gastos, a 3.247,96 millones (entre ellos, está el famoso canon que paga a Adif por el uso de vías y estaciones). Paralelamente, acaba de presentar el nuevo servicio de AVE low cost que empezará a funcionar dentro de unos meses.