Quienes hayan seguido la trayectoria de François Ozon conocen de sobra la afición de este director por abordar tramas morbosas. Pues bien, ahora lanza una peculiar mirada a la prostitución estudiantil.

En Joven y bonita, Ozon juega a convertir al espectador en  testigo "de primera fila" de la vida de Isabelle, una adolescente insatisfecha y aburrida a la que seguimos a lo largo de todo  un año. En el verano, Isabelle pierde la virginidad con un joven que ni siquiera le atrae; en otoño se prostituye por salir de la monotonía con hombres de la edad de su padre o su abuelo; en  invierno conoce la muerte tras un desagradable incidente sexual y en primavera se enamora (o lo presupone) de un joven de su edad que desconoce su doble vida.

Esta película incómoda, con imágenes pornográficas, que no llega a ningún punto ni se preocupa de cuestionarse por qué esta chica de familia acomodada ha llegado a esta situación, mezcla en su argumento elementos de Belle de jour y Lolita, pero sin ninguna reflexión por lo que se podría definir como un "experimento voyeur".

Para: Lo desconozco