En el denominado aborto farmacológico se toman dos medicamentos en dos fechas distintas que, combinados, provocan la expulsión del contenido del útero. Primero se toma la Mifepristona, "fármaco que bloquea la producción de progesterona": bloquear su producción supone algo así como asfixiar al feto. Segundo se toma el Misoprostol, "que es el que provoca la expulsión de la gestación", este medicamento produce contracciones en el útero, es decir, se expulsa mediante un fuerte sangrado el bebé que previamente has asfixiado.
Muchas han sido las voces que han denunciado y alertado de los riesgos de estos medicamentos. Ahora un nuevo estudio muestra que 1 de cada 10 mujeres que toman mifepristona experimentan complicaciones médicas graves.
El estudio se basa en el examen de datos de seguros médicos de 865.000 pacientes entre 2017 y 2023, lo que supone el análisis más completo hasta la fecha. Tras analizar las cifras, se ve que casi el 11% de las mujeres sufrieron eventos adversos graves en los días posteriores a la toma del fármaco. Hablamos de hemorragias, sepsis y cirugías de emergencia que necesitaron de hospitalización.
“Esto no es teoría. Es evidencia extraída del mayor conjunto de datos disponible”, afirmó Ryan T. Anderson, presidente del Centro de Ética y Políticas Públicas (EPPC), que publicó el estudio el 28 de abril. “Durante años nos han dicho que es un proceso seguro y sencillo. Pero estas cifras cuentan una historia diferente”.
El estudio muestra de una forma evidente la mentira de la industria del aborto: que el químico está exento de riesgos. En ensayos clínicos se aseguraba que sólo había efectos adversos en menos del 1% de los casos, pero en este nuevo estudio realizado en la práctica, se ve cómo el riesgo es alto, mientras el uso de estas pastillas aumenta sin supervisión médica, administrándose incluso en el domicilio y llegándose a enviar por correo.
Más del 4,7% de las mujeres buscaron atención de urgencia, el 3,3% experimentó sangrado significativo y el 1,3% desarrolló infecciones. Casi 2000 mujeres sufrieron complicaciones potencialmente mortales. En casi el 3% de los casos, el aborto fracasó y requirió cirugía. Miles de mujeres tuvieron embarazos ectópicos sin saberlo, que no fueron diagnosticados.