Contábamos en Hispanidad hace unas semanas, que la patronal de las clínicas abortivas quiere que los abortos sean por "aspiración intrauterina". La Asociación de clínicas acreditadas para la interrupción del embarazo (ACAI) ha denunciado que la ley del aborto de Irene Montero promueve el método farmacológico a la hora de abortar, y a su parecer, este es "el método más dañino". Según la misma patronal, el 85% de las mujeres que abortan prefieren someterse a abortos quirúrgicos en clínicas abortivas y el 15% restante prefiere tomar píldoras abortivas para someterse a abortos farmacológicos. Pero la creciente predilección por las píldoras hace que la patronal se preocupe por el negocio, perdón, quería decir, por la salud de las mujeres. 

Además del homicidio principal, la muerte del ser más indefenso, ambos tipos de abortos suponen un riesgo para la madre, y es que algo sobre lo que no avisan es que todo lo que es malo para el bebé es malo para la madre. Así, con un aborto quirúrgico, es decir, aspirar al niño, las mujeres se enfrentan a endometriosis, infecciones o perforaciones del útero. Y si hablamos del químico, de la píldora abortiva, estaríamos ante peligrosas infecciones (sepsis) que suponen una emergencia médica que puede ser mortal y grandes pérdidas de sangre que requieren pasar por quirófano para salvar la vida de la mujer. 

Según informa el Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia, médicos del Instituto Charlotte Lozier han publicado un estudio que analiza "una práctica peligrosa": muchas mujeres al ingresar en el hospital con complicaciones tras un aborto, no avisan al médico de que se han tomado la píldora abortiva, sino que dicen que han sufrido una pérdida natural, lo que aumenta los riesgos para su salud tras el aborto. 

En su valoración bioética, desde el Observatorio advierten que los abortos químicos "no son contabilizados en las estadísticas de aborto porque no son declarados por las mujeres implicadas, que, como afirma el artículo, ocultan esta práctica aduciendo que se trata de abortos espontáneos"

Uno de los autores del estudio, el doctor James Studnicki, afirma que esto se debe a "un encubrimiento por parte de la industria del aborto, ya que se anima a las mujeres a ocultar esa información a sus médicos y se recomienda a los médicos abortistas que no informen debidamente de las complicaciones que puede conllevar el uso de la píldora abortiva en la salud de las mujeres".

Además, recogen las declaraciones de la Dra. Ingrid Skop, ginecóloga que trabaja como directora de asuntos médicos del Instituto Charlotte Lozier, que asegura que “la reciente cobertura de los medios que afirma que un aborto espontáneo natural y un aborto inducido son lo mismo, equivale a alentar la negligencia médica. La píldora abortiva daña el sistema inmunológico, lo que significa que las mujeres que experimentan complicaciones tienen un mayor riesgo de infección, incluida una sepsis inusual. La píldora abortiva también aumenta el riesgo de hemorragia”.

En su valoración bioética, desde el Observatorio advierten que los abortos químicos "no son contabilizados en las estadísticas de aborto porque no son declarados por las mujeres implicadas, que, como afirma el artículo, ocultan esta práctica aduciendo que se trata de abortos espontáneos".

Y continúan: "además de falsear las dimensiones del drama del aborto, por su exclusión de las estadísticas, se pone en riesgo la salud de estas mujeres que, en muchos casos, necesitarán asistencia médica urgente tras el tratamiento abortivo, y deberán pasar por el quirófano por las complicaciones asociadas".

Además, hacen hincapié en otro de los grandes efectos: hay casos en los que las píldoras abortivas fallan en su "misión de terminar con el embarazo", lo que provoca "efectos teratógenos, malformaciones en el feto".

Desde el Observatorio concluyenque "el aborto es un drama que afecta al embrión o feto y a su madre. No existe el llamado “aborto seguro”, porque intervenir química o quirúrgicamente para provocar la muerte de un embrión o feto supone una medida agresiva que afectará también a la madre, en forma de complicaciones clínicas, como las referidas en este artículo, y psíquicas, que han sido ampliamente estudiadas en muchos trabajos".