Gala de los Goya, premios del cine español, sábado por la noche, en Granada. Si lo miramos por un lado, la cosa fue bien: no se habló de lo bueno que es Pedro Sánchez y de lo tontos y perversos que son Feijóo y Abascal, quizás porque, en este punto, hasta yo podría estar de acuerdo.
Ahora bien, sin citar nombres propios y dejado a un lado el elenco de premiados, que permitió escuchar en la sala opiniones prohibidas hasta la edición anterior, lo cierto es que lo políticamente correcto siguió reinando en los Goya entre la insoportable vanidad de los protagonistas del mundo del cine.
Las dos películas premiadas, El 47 y La Infiltrada cerraron la boca a esa histeria progre: son dos buenas películas que, atención, cuentan una historia (el progresismo se caracteriza porque ha dejado de contar historias ajenas y ha pasado a contar neurosis propias).
Y así, los pobrecitos hombres y mujeres del cine español no pudieron protestar contra el Gobierno porque ellos son los que están en el Gobierno. Mejor: son tontorrones seguidores del progresismo sanchista, que exige a sus siervos idolatría al líder. Ellos están en el progresismo, así que no pueden protestar contra el gobierno progre, pero, claro, resulta un poco absurdo protestar contra el primer partido de la oposición en la Gala de los Goya: lo han hecho en el pasado pero hasta su imagen más pueril de rebeldía quedaría hecha añicos si se dedicaran a alabar directamente a Sánchez. Por eso se dedican a algo mucho peor: a alabar los contra-valores del Sanchismo.
En el siglo XX, la izquierda presumía de superioridad moral frente a los cristianos y la derechona. En el siglo XXI, el de la Blasfemia contra el Espíritu Santo, han dado un paso más: ahora aseguran que la moral cristiana es inmoral
La Gala de los Premios Goya 2025, no pudo contar con la presencia de Pedro Almodóvar, perdedor de la noche por su ladrillo sobre la eutanasia (La habitación de Al lado) y sufridor, de un oportuno accidente doméstico, del que esperamos una pronta recuperación. Por tanto, la Gala tampoco pudo dedicarse al woke y al Gender -que empiezan a 'no colar'- y ha recuperado un adarme de sensatez, sólo un adarme.
En resumen, la gala de los Goya -debe ser cosa de Trump- ha empezado a virar lentamente, muy lentamente, hacia la cordura, al premiar dos buenas películas como El 47 y La Infiltrada, pero queda mucho por hacer: el bulo de los Goya continúa.
Ahora toca hablar del amor... porque los ultras odian mucho y así, continuamos en la subversión de valores, donde el mal es bien y el bien es malo, la verdad es mentira y la mentira verdad y encima, si discrepas de mi estás esparciendo desinformación con la máquina del fango.
La colección de bulos del mundo del cine, personificado en los Goya, es grande y profusa. En la Gala de Granada salió a colación el bulo del planeta-dios: "No somos los propietarios del Planeta". Pues sí, señora, lo somos, porque el Creador del planeta así nos lo ha otorgado. El único principio moral del inmoral ecologismo consiste en que no podemos destrozar el regalo divino del planeta porque debemos mantenerlo en el mejor estado de revista para nuestros hijos... y exclusivamente por esa razón. Por lo demás: henchid la tierra y sometedla. A lo que uno añadiría: tener más hijos y menos perros.
El bulo de la vivienda digna para el que no se la ha ganado. Acceso libre a la vivienda sí, pero no gratuito porque quien algo quiere algo le cuesta y porque el que no trabaja que no coma. Aquí hay problema de vivienda y un problema, aún más grave, de ocupación contra la propiedad privada.
El bulo de los migrantes, todos santos, nada tiene que ver con la delincuencia creciente. Pues no: la emigración es mala de suyo. Al que viene de otro país hay que recibirle con los brazos abiertos pero exigirle que respete al país que le acoge. Y no: no todos los migrantes son santos y sí, la migración está colaborando con el aumento de la delincuencia en España.
Más bulos de los Goya: el bulo de la limpieza étnica en Gaza. No hay limpieza étnica ni genocidio en Gaza. Hay una ejército israelí -a veces muy duro, ciertamente- que combate con uniforme y a cara descubierta, frente a unos terroristas cobardes, los de Hamas, que se esconden tras sus mujeres e hijos para protegerse y que asesinan, violan y degüellan a civiles para luego correr a esconderse con rehenes a los que intercambiar. ¿Por cierto, alguien en los Goya reparó ante la expresión de los 3 israelíes liberados el día anterior por estos miserables gazatíes?
Más bulos Goya: el bulo del sectarismo antifacha... como Sánchez, cuando los cineastas hablan de ultras se están refiriendo a cualquiera que no piense como ellos o no acepte sus dogma-bulos.
Por cierto, ¿había algún católico entre los participantes en la gala granadina? Alguno habría, por supuesto, pero nadie habló... "en cristiano", que aún es la religión mayoritaria en España.
En el siglo XX la izquierda presumía de superioridad moral frente a los cristianos y frente a la derechona. En el siglo XXI, el de la Blasfemia contra el Espíritu Santo, la progresía, lo políticamente correcto, lo que hemos dado en llamar Nuevo Orden Mundial (NOM) ha dado un paso más: ahora aseguran que la moral cristiana es inmoral. Esto es más que grave. Cachondeable pero grave.
Pero algo hemos avanzado: los premios Goya se han otorgado a dos películas que cuentan una historia. No de ficción ciertamente, sino reales, pero interesantes. Quedémonos con eso. Recuerden que el sectarismo es difícil de combatir. Como dijo Einstein: es más fácil romper el átomo que romper un prejuicio. El bulo de los Goya aún no ha sido destruido pero hemos dado el primer paso.
¿Hacia la verdad? No, eso sería mucho pedir. Hemos dado un paso hacia la sensatez.