La Academia Pontificia de la Vida coquetea con el error, nombrando miembros a quienes defiende posturas anticatólicas, y lo justifican con que hay que enriquecer el debate
Nuevas críticas a los polémicos nombramientos de La Pontificia Academia Para la Vida. Recuerden que su presidente, Vicenzo Paglia, nombró nuevos miembros a la economista italoamericana, atea, pro abortista y defensora de los ODS, Mariana Mazzucato, y al teólogo francés Mons. Philippe Bordeyne, defensor de la bendición a parejas homosexuales y crítico de la Humanae Vitae de San Pablo VI.
FIAMC, la asociación internacional con sede en el Vaticano y que reúne a las asociaciones de médicos católicos de todo el mundo, ha expresado en un comunicado su "preocupación" por los nuevos nombres que ocupan un sitio en La Pontidicia Academia Para la Vida. Recuerdan que Mazzucato "ha expresado abiertamente en los medios sus visiones favorables al aborto provocado", algo incompatible con ser miembro de la Pontificia Academia, puesto que según los estatutos de 2016, los miembros se seleccionan entre quienes han demostrado "fiel servicio en la defensa y la promoción del derecho a la vida" y deben "promover y defender los principios del valor de la vida y la dignidad de la persona humana, interpretados de una forma que se conformen según el Magisterio de la Iglesia".
Además, Anne Lastman, fundadora de "Servicios de Información y Consejería de Víctimas del Trauma del Aborto", una experta en acompañamiento y asesoramiento a mujeres que sufren tras haberse sometido a un aborto, también cargó contra la designación de Mazzucato. Aseguró haberse enterado “con gran tristeza” del nombramiento de “una mujer pro ‘derechos’ al aborto”. “El nombramiento de Mariana Mazzucato para este cargo tan importante dentro de la Iglesia Católica trae tantas interrogantes”, dijo, y “me ha dejado una sensación de escándalo y horror”.
Añade que tiene “la sensación de que el jefe de esta Academia, Monseñor Paglia, no puede ser respetado”, y lanzó un mensaje al Papa Francisco: “Espero que el Santo Padre, a quien he honrado como ‘Pedro’ y defendido de todo abuso, no haya estado en connivencia en la elección de tal nombramiento”.
Estas críticas se suman a las del médico católico José María Simón Castellvi, presidente Emérito de la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos, muy crítico con los continuos nombramientos de "académicos abortistas, defensores de la eutanasia en algún grado o detractores de la Humanae Vitae” como miembros de la Pontificia Academia para la Vida, que aseguraba que “alguien convenció al Santo Padre de ello”. Advirtiendo que estos nombramientos son “justo lo contrario de lo que deseaba Juan Pablo II” y van en contra “de lo que es razonable para el bien de la Iglesia peregrinante en esta tierra”.
La Academia Pontificia para la Vida, lejos de enmendar su error, ha emitido un comunicado justificando los nombramientos y defendiendo la necesidad de incluir “a mujeres y hombres con experiencia en varias disciplinas y de diferentes orígenes, para un constante y fructífero diálogo interdisciplinario, intercultural e interreligioso”.
Desde Hispanidad nos preguntamos, ¿diálogo de qué? La Academia Pontificia de la Vida coquetea con el error, nombrando miembros a quienes defiende posturas anticatólicas, y lo justifican con que hay que enriquecer el debate: el catecismo dice lo que dice y la ley moral nunca cambia... porque Dios es inmutable, por tanto no hay ni habrá debate. Y mientras no se aclare y se acabe con las dudas y los comentarios... las cosas confusas y los católicos confundidos.