"Un teólogo crítico de Humanae Vitae, una atea proaborto, dos rabinos y varios musulmanes son algunos de los nuevos miembros de la Pontificia Academia Para la Vida", así ha resumido ACI Prensa los nombramientos de monseñor Vicenzo Paglia y poco más puedo añadir. 

El caso es que La Academia Pontificia para la Vida fue fundada por Juan Pablo II y se definió como "un organismo de estudio e investigación" en defensa de la vida y a la vista de las nuevas incorporaciones parece que poco queda de los objetivos que se establecieron en 1994. En 2016, el Papa Francisco nombra nuevo presidente de la Pontificia Acaddemia Para la Vida a Vicenzo Paglia, solo recordar que este arzobispo ha protagonizado polémicas como el mural que encargó en 2007 siendo Obispo de Terni-Narni-Amelia al pintor argentino Ricardo Cinalli, la composición de un gran mural para su Catedral en el que se representa a Jesús tirando de unas redes llenas de "homosexuales, transexuales, prostitutas, desnudos o semidesnudos, mezclados en actitudes y acciones eróticas". Algo que no hizo saltar las alarmas al Santo Padre. 

En Hispanidad comentábamos la pasada semana la entrevista en La Razón, con monseñor Vicenzo Paglia, donde para justificar su metedura de gamba con el congreso de la Academia Pontificia para la Vida donde se habló de anticonceptivos... aún lo estropeaba más desde España.

Entrevista a la que han sucedido polémicos nombramientos, como el de la economista italoamericana, atea, pro abortista y defensora de los ODS, Mariana Mazzucato, o el del teólogo francés Mons. Philippe Bordeyne, defensor de la bendición a parejas homosexuales y crítico de la Humanae Vitae de San Pablo VI. Lejos quedan nombramientos como los de la bioquímica española Mónica López Barahona, quien alertaba el pasado julio que no ha cambiado la doctrina sobre la anticoncepción.

Ya lo expuso el médico católico José María Simón Castellvi, presidente Emérito de la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos, muy crítico con los continuos nombramientos de "académicos abortistas, defensores de la eutanasia en algún grado o detractores de la Humanae Vitae” como miembros de la Pontificia Academia para la Vida, y asegura que “alguien convenció al Santo Padre de ello”. Advierte que estos nombramientos son “justo lo contrario de lo que deseaba Juan Pablo II” y van en contra “de lo que es razonable para el bien de la Iglesia peregrinante en esta tierra”.

La polémica ha sido tal que La Academia Pontificia para la Vida ha emitido un comunicado justificando los nombramientos y defendiendo la necesidad de incluir “a mujeres y hombres con experiencia en varias disciplinas y de diferentes orígenes, para un constante y fructífero diálogo interdisciplinario, intercultural e interreligioso”. Y yo me pregunto, ¿diálogo de qué? Ya lo hemos hablado en Hispanidad, a raiz de la "Ética teológica della Vita" que constituye el último equívoco de la Academia Pontificia de la Vida, la conclusión es la misma: no, en ningún momento y bajo ninguna circunstancia, puede cambiar -ni va a cambiar- la Iglesia, o sea, el Papa, la doctrina de la Iglesia sobre los anticonceptivos, todos ellos prohibidos porque todos los que se venden hoy en el mercado son potencialmente abortivos (actúan antes pero también después de la fecundación) y porque el fin del matrimonio cristiano es la procreación y educación de los hijos (además del mutuo auxilio entre los cónyuges) y no evitar la procreación. 

Pero la Academia Pontificia de la Vida coquetea con el error, nombrando miembros a quienes defiende posturas anticatólicas, y lo justifican con que hay que enriquecer el debate: el catecismo dice lo que dice y la ley moral nunca cambia... porque Dios es inmutable, por tanto no hay ni habrá debate. Y mientras no se aclare y se acabe con las dudas y los comentarios... las cosas confusas y los católicos confundidos.