Desde entonces ha habido problemas en la comunidad, pero la desesperación de los vecinos ha ido en aumento al verse sin agua por culpa de los okupas
En el mundo okupa cada día encontramos un caso que nos sorprende. En Hispanidad hemos conocido desde el okupa que denuncia a los dueños de la vivienda porque quiere que le dejen "vivir tranquilo", hasta el que reforma y amplía la casa que tiene okupada: pasa de 98 metros cuadrados a 250... y el Ayuntamiento multa al propietario por hacerlo sin licencia, entre otros casos llamativos, como el okupa que ha conseguido suspender su juicio por okupación... por una operación estética de pecho.
O los propietarios que fueron multados por intentar entrar en su casa y los okupas que querían denunciar al propietario de la vivienda por quitarles la casa, además del okupa que conocía muy bien la ley: "si yo entro en una casa en menos de 24 horas me pueden echar, pero en 48 horas no me saca ni el rey". Y la okupa que decía sentirse acosada por los propietarios: "ha exigido que dejen en paz 'su' casa".
La caradura okupa no conoce límítes. Ahora se demuestra en el centro de Burriana, donde un grupo de okupas ha dejado sin agua al resto de vecinos y comercios del edificio.
Al parecer la vivienda fue alquilada el año pasado a un grupo de temporeros de Pakistán que llegaron para trabajar en la campaña de la naranja, pero no abandonaron la vivienda: “pero en poco tiempo dejaron el piso, dejaron de pagar y supuestamente subarrendaron a otros compatriotas que ni trabajan ni pagan alquiler ni gastos”, asegura un vecino a Castellón al Día.
Desde entonces ha habido problemas en la comunidad, pero la desesperación de los vecinos ha ido en aumento al verse sin agua por culpa de los okupas. Se trata de un edificio antiguio, por lo que la instalación de agua es comunitaria, y los okupas, supuestamente, habrían desviado la tubería para realizar una conexión ilegal y tener agua en su vivienda. Los vecinos aseguran que el enganche puede verse por todos, puesto que la mangera atraviera el hueco de las escaleras comunitarias.
Uno de los afectados explica a Mediterráneo que "todas las tardes hay mucho movimiento en el piso, escuchamos cómo mueven muebles, por lo que intuimos que son muchas personas y tienen que hacer sitio para alojarse, aunque es un inmueble muy espacioso".
“Hay okupas con necesidades y hay okupas con cara”, asegura un vecino.