El presidente del Gobierno de Cataluña en funciones, Pere Aragonès, está aprovechado sus últimos días en el cargo y sin mucho anuncio ha aprobado la creación del registro de objetores para aquellos médicos y enfermeros que no quieran practicar abortos en los hospitales. 

Esta lista negra será confidencial pero los directores y generentes de los centros tendrán acceso "en el ámbito de sus competencias". La creación de estos registros es uno de los puntos que introdujo Irene Montero con su ley de aborto, obligando a los médicos a señalarse. 

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Un año después, llega Cataluña y saca el registro adelante, lo que ha provocado el enfado del movimiento provida en la región. "El agravante es hacerlo en tiempo de descuento, con la sociedad y los medios pensando en otras cosas", lamenta José María Simón, ex presidente de Metges Cristians de Catalunya y de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Cristianas.

"Es curioso que lo hagan cuando el gobierno ya está recogiendo papeles, como queriendo que el próximo se lo encuentre ya hecho", añade Xavier Puigdollers, profesor de Derecho Eclesiástico de la Universitat Abat Oliba CEU.

Pero claro, llama la atención que ERC tome esta decisión en su tiempo de descuento, lo apruebe sin darle mucha publicidad -siendo una medida tan progresista- y que encima el registro llegue un año tarde. 

Todo ello hace saltar las alarmas: recuerden que en abril la CUP presentó en el Parlamento catalán un texto legislativo para que el aborto pueda realizarse en cualquier momento del embarazo, sin plazo alguno, sólo a voluntad de la madre. El texto también planteaba eliminar la figura del objetor de conciencia, la libre elección del método para abortar y que se pudieran practicar en los centros de Atención Primaria. 

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Según El Periódico, ERC y Junts se mostraron favorables a la tramitación, incluyendo enmiendas. Pero, el proyecto quedó parado, puesto que unos días después Aragonés convocó las elecciones. Ahora, insistimos, la repentina creación de este registro no pinta bien.