¿Por qué el presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero, acudió a la misa funeral por las 41 víctimas- ahora 42- del accidente de metro en Valencia y, sin embargo, se niega a acudir, igual que su segunda, Fernández de la Vega, a la misa que celebrará Benedicto XVI el domingo 16, en la misma ciudad, como acto central del Encuentro Mundial de las Familias?

La respuesta es muy sencilla: si no hubiese acudido al funeral por las víctimas, habría perdido votos en Valencia, con el desprecio al Papa puede que los gane. Recordemos que en las sociedades modernas no se vota a favor de alguien sino contra alguien.

La progresía lleva semanas calentando el viaje a Valencia, hablando del modelo cristiano de familia. Es decir, que se supone que hay trescientos tipos de familias, aunque la verdad es que sólo se ofrece a la familia natural o tradicional la alternativa del gaymonio.

Pero lo cierto es que el mayor hachazo a la familia del Gobierno Zapatero no es homonomio, sino la modificación del Código Civil que se realizó en la misma fecha, popularmente conocida como el divorcio express. No porque en España uno ya se pueda divorciar en tan sólo tres meses, sino porque se pueda divorciar sin motivo alguno. Como dijo la inefable Fernández de la Vega: A nadie hay que preguntarle por qué se separa.

Es decir, el divorcio express desvincula al matrimonio y a la pareja del compromiso, que es como si al café con leche le quitas el café, la leche y el azúcar. Es aquí donde radica la diferencia entre el cristianismo y la progresía, entre Benedicto XVI y Zapatero. Todo lo demás son consecuencias ineludibles de esta disyuntiva.

La genial definición de familia que hizo Chesterton, insuperable 100 años después, tiene su razón de ser en este compromiso libremente asumido. El escritor inglés definía a la familia como una célula de resistencia a la opresión. Una frase tan genial que corremos el riesgo de que se nos quede en el envoltorio. En efecto, la familia es un ámbito de libertad porque se basa en un compromiso libérrimo. Por eso la familia es el único colectivo humano donde a cada componente no se le mide por lo que aporta, sino por lo que es. El Estado y la sociedad se rigen por la contraprestación; la familia por la entrega mutua de sus miembros, fruto, precisamente, del compromiso inicial permanentemente actualizado. En cuanto se traspasan las puertas del hogar se acaba este horizonte y comienza a operar la justicia operativa. Eso, en el mejor de los casos.

Así que posiblemente tengan razón Zapatero y De la Vega al no acudir a la misa del Papa. Pero Zapatero fue muy incoherente al acudir a la misa funeral por las víctimas del metro de Valencia. Porque si no cree en el compromiso matrimonial, ¿cómo va a creer en el compromiso de un Dios que se anonada en forma de pan para ser no ya familia sino alimento del ser humano? Que hubiese organizado un funeral civil. Claro que a lo mejor muchas familias doloridas buscaban un consuelo y una esperanza que ninguna autoridad civil puede ofrecerles.

Eulogio López