Sr. Director:

¡Cuánta razón tiene Vd! Es siempre una satisfacción leer sus artículos en este periódico digital, pero esta vez ha acertado Vd. en la diana que más duele en la actualidad. Como varón separado he sido victima del Derecho de Familia imperante en nuestro país, que no es otra cosa que la justicia de género,y he sufrido la prevaricación en grado sumo. Creo que tiene Vd. mucha razón al decir que los jueces deberían elegirse.

En efecto, cualquier juececillo de 27 años, rey y señor de su juzgadito de esquina puede recibir una demanda contra la OPA de E.ON y paralizar una operación financiera que no entiende y cuyas dimensiones se le escapan, y además poner fianzas de 1.000 millones de euros (un funcionario con un sueldo de 3.000 euros). Cualquier fulano que haya aprobado una oposición, sin ser elegido por nadie, tiene más poder que el Presidente del Gobierno en muchos aspectos. Tenemos un dictador en cada esquina. Para esto no necesitábamos Transición.

Los jueces son impunes y nadie puede pedirles cuentas sobre sus decisiones, incluso cuando instancias superiores las anulan. Y cuando, rara vez, son juzgados, lo son por sus propios compañeros. En efecto, tiene Vd. razón, deberían ser elegidos por los ciudadanos, pero también los procesos contra ellos deberían ser instruidos por el Defensor del Pueblo y no por sus primos de carrera, los fiscales. Y sobre todo deberían ser juzgados por un Tribunal Popular, es decir, por el pueblo, de quien emana todo poder en democracia, y no por sus compañeros. Esa es, en efecto, la reforma más importante que tenemos pendiente si queremos no sentir vergüenza de ser españoles. La otra son las Listas abiertas en los procesos electorales.

Juan José López

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