El físico Paul Davies, conocido autor de libros de divulgación científica, dice que ciencia y fe se encuentran más cerca de lo que muchos científicos suponen.

En un artículo publicado en The New York Times, Davies explica que la ciencia es la forma más fiable de conocimiento que tenemos sobre el mundo, porque se basa en hipótesis contrastables. En cambio, la religión se basa en la fe.

Pero la separación entre ciencia y fe no es tan neta. La ciencia tiene su propio sistema de creencias basado en la fe. Un científico ha de tener fe en que el universo está regido por leyes matemáticas seguras, inmutables, absolutas y universales de origen desconocido. "Hay que creer que esas leyes no fallarán, que mañana al despertar no nos encontraremos con que el calor fluye de las cosas frías a las calientes, ni que la velocidad de la luz cambia cada hora".

Tanto la religión como la ciencia se fundan en la fe; o sea, en la creencia de que existe algo exterior al universo y que no se explica, bien Dios, bien un conjunto de leyes físicas o tal vez incluso un enorme conjunto de universos desconocidos. Esta coincidencia no es tan extraña, pues la misma noción de ley física es teológica en su origen. Procede, como muestra el caso de Newton, de la doctrina cristiana, según la cual Dios creó el mundo y le confirió un orden racional. Por tanto, decir que las leyes del universo están libres de fe es manifiestamente falso.

Clemente Ferrer Roselló

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