La FIFA prohíbe toda expresión religiosa en los jugadores, enojada porque el equipo brasileño formó un círculo para rezar por un momento, en silencio, dando gracias a Dios por el triunfo. Lo dicen las agencias.

Conclusión: la discreción es una gran virtud pero no para el siglo XXI. Ahora toca exhibirse, santiguarse en público, hacer gala de piedad, enfrentarse a quien pretende introducir a  los cristianos debajo del celemín. Sí, ya sé que esto repugna a muchos, por ejemplo, a mí, pero cuando la FIFA cercena la libertad hasta el ridículo habrá que defender la libertad hasta el exhibicionismo. Por contrarrestar.

Eulogio López

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