Hija de madre soltera y criada en una pareja de lesbianas (su madre y su compañera), la primera ministra de Finlandia ha llegado al cargo de rebote y con apenas 30 años de edad, pero mantiene un alto índice de popularidad. Sanna Marin, primer ministra de Finlandia, nunca se entendió con Pedro Sánchez. Tuvieron sus agarradas durante la negociación de los fondos europeos a cuya consecución ha fiado Sánchez toda su política.

Los dos son socialistas pero de dos socialismos bien distintos. Además, a doña Sanna Marin le divierte fastidiar al español.

Ahora bien, si Europa ha dejado de ser cristiana y encima no nivela riqueza entre los miembros, ¿para qué sirve Europa? Y el feminismo de Sanna Marin no es tan radical, ni de lejos, como el de Sánchez o Irene Montero

Rueda de prensa conjunta en Moncloa, mañana del miércoles. Sanna Marin y Pedro Sánchez son socialistas pero representan dos tipos de socialismo bien distintos: a la finlandesa no le gustan las subvenciones ni el dinero de los demás. Le gusta la energía nuclear y no le gustan las subvenciones públicas, que es la columna vertebral de toda la política sanchista para lograr un voto cautivo.   

¡Ah! y al igual que Olaf Scholz, el amigo Olaf, Finlandia también es partidaria de acabar con el derroche Sánchez y mantener Masstricht, es decir, la ortodoxia fiscal. No quiere pagar las fiestas de los demás. Y claro, Sánchez es el hombre más derrochón de Europa. No me extraña que no le agraden las reglas fiscales de la Unión Europea. Principalmente, no pasar del 3% de déficit sobre PIB ni del 60% de deuda pública. España está en el 123%.

Finlandia también se aleja de España en que no quiere fondos sociales en Europa y sí, quiere energía nuclear y ortodoxia fiscal. Y Marin se encargó de repetirlo ante Sánchez.

Pero Marin tampoco es cristiana, como Sánchez. Y entonces, si Europa ha dejado de ser cristiana y encima no nivela riqueza entre los miembros, ¿para qué sirve la Unión Europea?

Por otra parte, el feminismo de Sanna Marin tampoco es tan radical, ni de lejos, como el de Sánchez o Irene Montero.