Se coge antes a un mentiroso que a un cojo. Ayer, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, nos informaba en un aforo abarrotado de público, que su amigo Mark Rutte y él habían pactado que España sólo debía gastar un 2,1% del PIB en presupuesto militar y que, mire usted por dónde, gracias al innegable esfuerzo del Gobierno, resulta que ya lo había conseguido. Y no como Rajoy, que lo había dejado en el 0,9%. Resulta que el PP abandonó el Gobierno el 31 de mayo de 2018. Yolanda Díaz, antes de que abra el Parlamento ya le había felicitado por la pacifista decisión.
Entonces, sin que hubieran pasado 24 horas, el amigo Rutte dice que su amigo Sánchez miente como un cochino (lo de cochino no lo ha dicho) y que España debe gastar el 3,5%, así como para empezar. O sea, que somos amigos pero sin perder.
De paso, le ha recordado que no existe cláusula de exclusión en la OTAN, vamos, que los miembros tienen que cumplir los acuerdos del conjunto de 38 países miembros por narices y que, ojo, la OTAN ha hablado del 5%.
En el intermedio, la ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, natural de Navarra, la tierra natal de Santos Cerdán, allí donde todo empezó.
Y la guinda: en tono ligeramente macarra, Pedro Sánchez envió el documento de Rutte a Feijóo pidiendo que se lo tradujeran (Pedro habla muy bien el inglés). Al parecer, el documento no sólo lo tiene que leer Feijóo sino también Rutte, un holandés tan olvidadizo que se olvida de lo que acuerda y de lo que firma con Pedro.
Digamos que al secretario general de la OTAN no parece haberle sentado bien la prédica dominical de Sánchez, cuando hablaba de un acuerdo entre España y la OTAN, entre Pedro y "mi amigo Mark": ¿De donde se sacó que ya había acuerdo, previo a la Cumbre de la OTAN en La Haya que comienza el martes 24?
Como ya hemos dicho en Hispanidad, Sanchez cito a los técnicos de la OTAN, en calidad de baremos objetivos que certificaban que a España le bastaba con destinar el 2,1% para cumplir con sus compromisos de defensa con el arco atlántico. Pues bien, el jefe de esos técnicos dice que no, que debe ser el 3,5% más otro 1,5% en gastos paramilitares.
Mientras, Vox, oportuno, recuerda que en lugar de mentir sobre lo que hay que aportar, a lo mejor deberían recordarle a la organización militar plurinacional que nosotros pondríamos más siempre que la OTAN defienda a Canarias, a Ceuta y a Melilla, sobre todo a las dos ciudades africanas de España.
Por cierto, no olvidemos la cuestión de fondo: el aumento del gasto en defensa que propone la OTAN es para la década 2025-2035. Pero Sánchez y la ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, son de letras así que han decidido aplicar ese 3% extra de gasto que solicita la OTAN de sopetón... y entones resulta que, aseguran, habría que rebajar las pensiones en un 40%, lo cual asustará a los viejecitos y les demostrará lo mala que es la OTAN. Bueno, y Putin.
Feijóo asegura que Sánchez es un macarra. Eso no lo sé, pero en la OTAN piensan que es un fullero.
Ojo, la ampliación es gradual, en una década. Y esto es bueno porque, en efecto, si la ampliación fuera inmediata, entonces no estaríamos invirtiendo en política de defensa: lo que estaríamos haciendo sería comprarle armas a Estados Unidos que es el que las tiene ya fabricadas y con un almacén de invendidos importante, almacén que está deseando colocar.
Y repetimos, también: si se trata de que los españoles se responsabilicen de su defensa, de que sean conscientes de que nadie otorga la paz gratis, lo primero que debería hacer el Gobierno español no es crear una industria de defensa sino reintroducir la mili, la conscripción, el servicio militar obligatorio.