
Ante este contexto mundial tan complicado, AntonioBrufau ha referido que “vivimos el mayor periodo de incertidumbre y de conflictividad global desde el final de la Guerra Fría y la caída del muro de Berlín”, en la inauguración de la presentación del informe ‘Energía y Geoestrategia 2025’ (elaborado por el Comité Español del Consejo Mundial de la Energía -CECME-, el Club Español de la Energía y el Instituto Español de Estudios Estratégicos -IEEE-). Para él, “la transición energética no puede desligarse de la realidad geopolítica” y ha avisado que “la idea de Occidente está en cuestión”, pues “hay un nuevo paradigma donde el más fuerte intenta imponerse no sólo a sus rivales, sino a sus aliados”.
El presidente no ejecutivo de Repsol tiene muy claro que asistimos a “una nueva reconfiguración del orden internacional, donde el principio de seguridad ha sustituido al de prosperidad”, poniendo de relevancia conceptos como la autonomía estratégica, la seguridad de suministro, el proteccionismo, los aranceles. También hay “multipolaridad frente al derecho internacional, la globalización, la colaboración, el multilateralismo y las economías abiertas lideradas por EEUU” que hasta ahora era lo que primaba en Occidente. En especial, esto se ve en el conflicto de Ucrania o en el de Gaza, así como en el pulso entre EEUU y China, y en el hecho de que “algunos países (india, Brasil y Arabia Saudí) no se alinean con ninguno de los bloques tradicionales, y esto está generando una gran volatilidad”.
Para Brufau hay varios factores que podrían afectar al precio del petróleo: en el caso de la oferta, las decisiones de la OPEP, las condiciones ante una potencial resolución de la guerra de Ucrania o las negociaciones entre EEUU e Irán; pero no hay que olvidar que un escenario mantenido de precios bajos de petróleo y gas afectaría a la capacidad de producción y de exportación de EEUU, y que en las economías emergentes subirá la demanda y compensará la caída en las economías avanzadas. No obstante, ha recordado que “en momentos críticos como el apagón, los combustibles líquidos y el gas de los ciclos combinados tuvieron un papel clave en la recuperación del sistema eléctrico” y que “el petróleo y el gas continuarán siendo necesarios durante décadas”.
El presidente de Repsol considera que Europa debe reforzar sus capacidades militares y de defensa, así como realizar inversiones en infraestructuras, combatir la pérdida de tejido industrial y apostar por la competitividad. También ve clave un cambio en el trilema energético (sostenibilidad, seguridad de suministro y precios asequibles), pues “es hora de equilibrarlo hacia la seguridad de suministro”, que es tan importante como la descabonización, y contar con mayor unión porque “no tiene sentido que cada Estado miembro de la Unión Europa decida su mix” y luego Bruselas marque reglas para todos. Además, ha insistido en que debe haber una “política energética realista” (en línea con lo defendido en la pasada Junta de Accionistas de Repsol) y que “sin energía y sin crecimiento económico, no habrá sostenibilidad”.