En esta crónica semanal sobre Hispanoamérica, recogemos noticias destacadas ocurridas en la región compuesta por países hermanados en la Hispanidad (que tienen en común su fe cristiana, su cultura y su lengua y cuya patrona es la Virgen del Pilar) y tratando de defender los principios no negociables -vida, familia, libertad de enseñanza, bien común y libertad religiosa- establecidos por el Papa Benedicto XVI para una acción política basada en el humanismo cristiano.
Esta semana empezamos en Cuba, país que sufre las consecuencias del comunismo, que lleva más de 60 años tiranizando la isla y sumiendo a los ciudadanos en la miseria, la pobreza, la represión y el terror. Primero se vio con los hermanos Castro (Fidel y Raúl) y desde hace unos años, también bajo la presidencia de Miguel Díaz-Canel.
En ese contexto, los obispos cubanos publicaron una carta pastoral, con motivo de la celebración de la Navidad, en la que recuerdan que se celebra el nacimiento de Jesús en Belén, "en el seno de una familia pobre, rodeado por los humildes y los sencillos". “Hoy les ha nacido el Salvador, que es Cristo, el Señor” (Lc 2,11), proclama el mensaje de los ángeles, que sigue resonando en la Nochebuena como anuncio de alegría para todos.
El mensaje subraya el valor de la familia como espacio de encuentro, gratitud y oración compartida. “La familia que reza unida, permanece unida”, recuerdan, citando al Papa San Juan Pablo II en su visita a Cuba en 1998: “¡Cuba, cuida a tus familias, para que conserves sano tu corazón!”
Los obispos exhortan a abrir el corazón a Jesucristo, comenzando por gestos concretos de perdón, cercanía y compasión hacia quienes viven solos, los ancianos, enfermos, presos y personas en situación de calle. “Que no pasemos de largo cuando encontremos a una persona pidiendo limosna o comiendo desechos”, señalan.
El mensaje navideño es también una llamada al diálogo, al abrazo fraterno y a la construcción de puentes. En palabras de los obispos, “la Navidad es una invitación a olvidar ofensas, acallar rencores y llamar hermano al otro para, juntos, construir una Cuba mejor”.
Retomando su mensaje de 2020, los obispos enumeran varias “buenas noticias” que siguen siendo urgentes: cambios pacíficos, justicia social, trabajo digno, diálogo plural, superación de bloqueos y protagonismo ciudadano. Cinco años después mantienen conservan su actualidad y llaman a “Que no se siga dilatando el tiempo de hacerlos realidad, con el empeño de todos”, afirman.
Al igual que en Cuba, los obispos venezolanos también hicieron público un mensaje con motivo de la Navidad. Mons. Jesús González de Zárate, Arzobispo de Valencia y presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), en nombre de todos los obispos, señaló: “La Navidad nos recuerda que Cristo se hace pequeño, que nace entre nosotros y nos da su amor. Él está en medio de nuestras vidas, de nuestras alegrías y nuestras dificultades. Aún en medio de las incertidumbres y los desafíos que hoy debemos vivir. No perdamos que Jesucristo es nuestra paz”, recogió Aciprensa.
Recordemos que los venezolanos también padecen una cruel dictadura socialista-comunista desde 1999, año en que llegó al poder Hugo Chávez, y hasta la actualidad, con su sucesor, Nicolás Maduro, que cometió un pucherazo electoral el 28 de julio de 2024 para perpetuarse en el poder, pese a haber perdido las elecciones ante el candidato opositor Edmundo González Urrutia, tal y como demostró la oposición en esta página web.
En estos 26 años, Venezuela ha sufrido un proceso de deterioro en todos los ámbitos, por supuesto en el político -con esa cruel dictadura que pisotea los derechos humanos-, pero también en el ámbito social y económico, lo que ha provocado que muchos venezolanos hayan huido del país.
“Abramos nuestro corazón al amor, al perdón, a la reconciliación y a la reconstrucción de lazos fraternos. Que el Niño Jesús, Príncipe de la Paz, bendiga a nuestra tierra venezolana y nos dé la fuerza para seguir construyendo la Venezuela que todos queremos. ¡Feliz Navidad y un año nuevo lleno de bendiciones para todos ustedes!”, añadió Mons. González de Zárate.












