El presidente del Gobierno aprovecha el 8-M para pedir un mundo libre de violencias machistas.

Mire usted: la mentira es abyecta, la exageración, además, resulta ridícula. Lo que caracteriza el mundo actual no es la violencia machista, dado que la mujer es tan violenta como el varón, lo que ocurre es que lo es de otra manera. Y la famosa violencia de género, el dogma principal de la ideología de género, no es otra cosa que esto: cuando el amor en la pareja se convierte en odio cada sexo utiliza sus mejores armas contra el otro. La del varón, la fuerza bruta.

Y es que mientras el presidente del Gobierno lanzaba su mitin feminista, en la tarde del lunes 7, para calentar la jornada feminista del 8M, la televisión pública exageraba la nota con un reportaje en la que se nos explicaba cómo había que educar -o sea, lavarle el cerebro a menores indefensos- para que en el recreo del colegio los niños no ocuparan más espacio que las niñas. Y es que machismo nace con ellos, y entonces los niños ocupan el centro del patio y relegan a las niñas a las esquinas.

Y lo peor de todo es que sospecho que los realizadores de tan científico reportaje estarán muy orgullosos de su obra y aún sospecho algo más preocupante: que pocos españoles cambiaron de 'telediario' ante tamaña estupidez.

Señor presidente: el feminismo no es tampoco la lucha contra la violencia machista. Eso es una gran exageración y una gran mentira. La historia del feminismo es la historia del aborto, es decir la matanza del más inocente y más indefenso de todos los seres humanos. Y la historia del feminismo también consiste en una colección de exageraciones y mentiras que parte de la misma sandez: la mujer es bonísima y el varón es malísimo. Pues no señor presidente: existen mujeres malísimas y varones buenísimos, así como existen sus opuestos. Y la igualdad de derechos está perfectamente conseguida tiempo atrás. No se necesita una legislación feminista, tan injusta como desproporcionada. Entre otras cosas, porque otro de los horrores del feminismo es una lucha de sexos, una absurda batalla de media humanidad contra la otra media.

Señor presidente: el feminismo no es tampoco la lucha contra la violencia machista. Eso es una gran exageración y una gran mentira. La historia del feminismo es la historia del aborto, es decir la matanza del más inocente y más indefenso de todos los seres humanos

Aprovecharse, como usted hace, de que el feminismo se ha convertido en lo políticamente correcto para atraer votos de la nueva 'moderación' resulta peligroso, al menos por dos razones:

1.Porque la sociedad española se muere por falta de hijos. El aborto se ha convertido, no ya en un hecho lamentable pero despenalizado, sino en un derecho, alentado y promocionado con dinero público.

Y encima, con una persecución penal contra los provida. ¡Vergüenza!

2.Porque la vida pública española está montada sobre la gran mentira del feminismo. Los niños nacen niños o niñas sin que nadie les pregunte por ello.

Mas: los hijos que se tienen no los debe decidir la madre sino la pareja, la paternidad no puede sustituir a la maternidad en ningún caso.

Y mas: no existe brecha salarial, el Estado no debe educar a los niños, deben ser sus padres.

Y más: no les matan por ser mujer, les matan por ser su mujer y porque, repito, el amor se ha convertido en odio.

Etc, etc, etc.

Estas mentiras, estas exageraciones, y la vergüenza de muchos a la hora de denunciarlas, pueden hacer que Pedro Sánchez permanezca más tiempo en Moncloa. Ahora bien, señor presidente, sobre la mentira, la gran mentira del 8M, no se construye nada.

De vez en cuando, alguien tiene que decir que el emperador va desnudo.