Ahora es Unidas Podemos el que ha registrado en el Congreso una proposición no de ley en la que insta al Gobierno a tomar medidas para una mejora formación en Igualdad en las escuelas y, entre sus propuestas, se incluye la creación de espacios específicos en el currículum educativo para formar a los menores en este tema.

En el texto registrado, firmado por el portavoz de En Comú Podem Joan Mena, se recuerda los datos recogidos en el Barómetro Juventud y Género desarrollado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, del que se desprende que los "estereotipos tradicionales asociados a la feminidad [...] y a la masculinidad [...] siguen teniendo un peso importante y tienden a construirse por oposición".

Este documento también recoge que "1 de cada 10 hombres directamente niega la existencia de desigualdades" o que "1 de cada 5 opina que la violencia de género no existe y que es un invento ideológico", destaca la formación del grupo confederal.

Según la iniciativa, recogida por Europa Press, tanto el marco legislativo, como los compromisos adoptados en la Agenda 2030, dan las "herramientas necesarias a los centros educativos a trabajar" en la Igualdad, pero, a su juicio, "es necesario que quede reflejado de manera real en las aulas para revertir la preocupante tendencia en cuanto a las dinámicas de rol de género".

Además, quiere que se promueva la formación permanente del profesorado en materia de educación en igualdad,  -y aquí esta la clave de la propuesta, hablamos de ideología de género- educación afectivo- sexual adaptada al nivel madurativo y contra la violencia de género en las aulas.

Finalmente, la iniciativa recoge la necesidad de favorecer que la educación afectivo-sexual, adaptada al nivel madurativo, forme parte de las enseñanzas obligatorias en todas las etapas educativas. Volvemos a la perversión de la infancia que nos recuerda a la imposición de Isabel Celaá de impartir educación sexual a los niños desde los 6 años.

No le bastaba a la ministra de Educación con cercenar el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos, o evitar que se enseñe religión en pro de la 'cultura de las religiones' que sigue además en su empeño de que se imparta educación sexual a los niños de 6 años convirtiendo así a los centros escolares en "granjas de adoctrinamiento". Por ejemplo, muchos grupos LGTB y feministas están dedicándose (y pretenden cobrar por ello, institucionalizando la nueva asignatura de educación afectivo-sexual) a darles clases a los pequeños, con contenidos que no aceptaría, no ya ningún padre o madre católicos, sino ningún progenitor con sentido común.

Son ese tipo de cursillos que llevaron -caso real- a una niña madrileña de cinco años, a volver a su casa y preguntarle a su madre:

-Mamá, ¿yo soy niña o niño?

La madre le dijo que, por supuesto, era una niña y que por qué le preguntaba tal cosa. La niña respondió que habían ido a su cole unos señores/as y que, tras su charla, ella, que siempre se había sentido niña, ahora no lo tenía tan claro. Hasta le habían dado un carné para que decidiera su identidad y eligiera si quería ser -como en la película Poli de guardería- niño con vagina o niña con pene. No, no es un error.

Pues bien, a Pedro Sánchez ese lavado de cerebro a niños de cinco años, esa perversión de la infancia, impuesta a los padres sobre sus hijos inocentes e indefensos, le parece un derecho por el que el Gobierno socio-comunista va a luchar. Di que sí. “Seremos firmes”, ha dicho, según su técnica habitual, de la que acusa a los demás, de mostrarse cruel con el débil (por ejemplo, los cristianos) y acobardarse ante el fuerte (por ejemplo Bruselas o los poderes financieros).